El Bosque de los Susurros
En un hermoso bosque lleno de árboles altos y flores de todos los colores, vivían un grupo de animales que eran muy buenos amigos. Entre ellos estaban Leo el león, Marta la tortuga, Paco el pájaro y Tino el conejo. Aunque cada uno era diferente, siempre se ayudaban y disfrutaban de sus aventuras juntos.
Una mañana, mientras jugaban cerca del río, Leo dijo:
- ¡Chicos! ¿Se dan cuenta de que el agua está cada vez más sucia? No se ve tan clara como antes.
Marta, con su carácter sabio, respondió:
- Sí, Leo. He notado que hay menos peces en el agua. Creo que deberíamos investigar qué está pasando.
Decididos a encontrar respuestas, los amigos se adentraron en el bosque. Tras unos minutos de búsqueda, encontraron a Don Pato, un pato mayor que siempre estaba dando consejos.
- ¡Hola, Don Pato! - gritó Tino. - ¿Sabés por qué el agua del río está tan sucia?
Don Pato miró preocupado.
- He escuchado rumores de que los humanos están tirando basura en el río. No sólo eso, también hay menos plantas y eso afecta a los peces.
Marta frunció el ceño.
- Pero los humanos no saben lo que le hacen a nuestro hogar. ¿Cómo podemos ayudar?
Paco, que había estado volando por encima, tuvo una idea:
- ¡Podríamos hacer una reunión en el claro del bosque! Invitemos a todos los animales y hablemos sobre cómo cuidar nuestra casa y cómo advertir a los humanos sobre su comportamiento.
Los amigos estuvieron de acuerdo, así que pusieron en marcha el plan. Al día siguiente, el claro se llenó de animales de todas las formas y tamaños. Había ciervos, ardillas, pájaros y hasta alguna que otra serpiente. Todos prestaron atención a lo que los cuatro amigos tenían que decir.
- Amigos, - comenzó Leo con su voz fuerte y resonante, - hemos notado que el agua del río está sucia porque los humanos están contaminando nuestro hogar. ¡Debemos actuar juntos para proteger nuestro bosque!
Los murmullos de preocupación se hicieron eco entre los animales. Marta continuó:
- Necesitamos hacer que los humanos entiendan que nuestra supervivencia depende de un ambiente limpio. Si no luchamos por ello, podríamos perder nuestro hogar.
Tino, que era más pequeño pero muy valiente, propuso:
- ¡Podemos organizar una gran limpieza! Si limpiamos el río, eso podría hacer que los humanos se den cuenta de lo que están haciendo.
Paco añadió:
- Y podemos hacer carteles para que los humanos vean lo que está pasando. ¡Así no sólo ayudamos a nuestro río, sino que también les pedimos que no traigan más basura!
Todos los animales aplaudieron la idea y se pusieron a trabajar. Durante días, se organizaron para limpiar el río y hacer carteles coloridos. Cada uno aportó algo: las ardillas trajeron ramas, las aves transportaron hojas y los ciervos ayudaron a tirar la basura más pesada.
Finalmente, llegó el día de la gran limpieza. Cuando terminó, el río brillaba como nunca y los carteles estaban listos. Los animales estaban agotados, pero felices.
Justo entonces, un grupo de humanos vino al bosque para hacer un paseo. Al ver el río limpio y los carteles, se detuvieron a leer:
"¡Cuidemos juntos nuestro bosque! No tiremos basura en el río. Los animales de este bosque dependen de un ambiente limpio."
Los humanos, al darse cuenta de lo que habían hecho, miraron a su alrededor y comenzaron a recoger la basura que quedaba en el sendero.
- ¡Miren! - exclamó uno de ellos. - ¡Los animales nos están pidiendo ayuda! No podemos seguir haciendo lo que hemos estado haciendo. Necesitamos cuidar de esta naturaleza.
Los animales se sintieron felices al ver que su esfuerzo había dado resultado. A partir de ese día, los humanos comenzaron a cuidar más del bosque y a ser más responsables con sus residuos.
Leo, Marta, Paco y Tino se miraron con orgullo.
- ¡Lo logramos! - gritaron al unísono.
Y así, juntos, aprendieron que cuando se trabaja en equipo, ¡se pueden lograr grandes cambios! Desde entonces, el Bosque de los Susurros nunca volvió a tener agua sucia y los animales vivieron felices, cuidando de su hogar y enseñando a los humanos sobre el respeto por la naturaleza.
FIN.