El Bosque de los Susurros y las Melodías



En un frondoso bosque, donde los árboles susurraban secretos y los ríos cantaban melodías, vivía una pequeña ardilla llamada Nela. Nela era curiosa y siempre se preguntaba sobre las historias que contaban los árboles. Un día, decidió aventurarse más allá de su rincón favorito, donde el robles centenario le contaba cuentos de antaño.

"¿Adónde vas, Nela?" - le preguntó el viejo roble, moviendo suavemente sus ramas.

"Voy a conocer nuevos secretos y melodías del bosque, árbol sabio" - respondió Nela, con sus ojos brillantes de emoción.

Al salir de su casa, Nela se encontró con un río que fluía alegremente.

"¡Hola, pequeño río!" - saludó Nela. "¿Tienes alguna historia que contarme?"

"¡Claro que sí!" - dijo el río mientras chapoteaba. "Hoy conocerás a Lucas, el sapo valiente. Está buscando un lugar especial donde brilla la luna en el agua. Lo acompaña una mariposa, pero siempre están llenos de aventuras."

Intrigada, Nela decidió seguir al río para encontrar a Lucas. En el camino, se encontró con una mariposa amarilla que revoloteaba.

"¡Hola, mariposa!" - la saludó Nela. "¿Eres tú quien acompaña a Lucas?"

"Sí, soy Fifi. Vamos en busca de la charca mágica, ¡donde los sueños se hacen realidad! Pero se da mucha importancia a la valentía. ¿Te gustaría unirte a nosotros, Nela?"

"¡Por supuesto!" - exclamó emocionada. "Estoy lista para ser valiente."

Juntos, el río, la mariposa y Nela llegaron a un claro, donde Lucas intentaba saltar sobre un tronco que atravesaba un pequeño arroyo.

"¡Lucas, espera!" - gritó Nela mientras corría hacia él. "¿Puedo ayudarte?"

"¡Hola!" - dijo Lucas mientras respiraba con dificultad. "Estoy intentando cruzar este tronco, pero es más alto de lo que pensaba."

"¡Yo puedo ayudar!" - dijo Nela. "Si saltamos juntos, seguramente lo lograremos."

Lucas sonrió, animado por la propuesta. Juntos contaron hasta tres y, con un gran salto, cruzaron el tronco.

"¡Lo logramos!" - exclamó Lucas, con alegría. "Eres muy valiente, Nela."

El trío continuó su viaje, encontrando por el camino muchos otros amigos del bosque. Al caer la tarde, por fin llegaron a la charca donde se reflejaba la luna brillante.

"Mirá, Nela, ¡es hermosa!" - murmuró Fifi, maravillada.

"Es verdad, ¡es como un espejo de luz!" - dijo Nela, admirando la vista.

"Y aquí se guardan los sueños más secretos del bosque. A veces, debes hacer algo valiente para encontrarlos" - comentó Lucas, mirando el agua.

Pero mientras disfrutaban del momento, una nube oscura cubrió la luna, apagando su brillo.

"¡Oh, no! ¿Qué pasará con nuestros sueños?" - preguntó Nela, asustada.

"No podemos rendirnos, debemos ser valientes y encontrar la manera de despejar el cielo, así la luna volverá a brillar" - sugirió Fifi.

Entonces, todos se pusieron manos a la obra. Nela propuso formar un coro y cantar con todas sus fuerzas.

"¡Cantar es una manera de luchar! Con nuestras melodías, llamaremos a la luna de vuelta" - animó Nela.

Con el río como acompañante y Fifi como la mejor armonía, comenzaron a cantar. Pronto, los árboles se unieron con sus susurros, creando una melodía que resonaba en todo el bosque.

Poco a poco, la nube oscura comenzó a disiparse. La luna brilló de nuevo, iluminando la charca y llenando de luz los corazones de los amigos.

"¡Lo logramos!" - gritaron todos juntos, llenos de felicidad.

Nela, Lucas y Fifi aprendieron que, a veces, para alcanzar nuestros sueños tenemos que ser valientes y colaborar con los demás. Y así, regresaron juntos a sus casas, con las historias y sueños del bosque guardados en sus corazones, prometiendo que la próxima aventura los esperaba.

FIN.

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