El Bosque de los Valores



En un colorido bosque lleno de árboles altísimos y flores brillantes, vivían varios animales que compartían un secreto: cada uno de ellos representaba un valor especial. Allí estaban Amor, un dulce conejo con una cálida sonrisa; Amistad, un loro que siempre aconsejaba a todos; Bondad, una tortuga que ayudaba a los demás sin pensarlo; y Justicia, un zorro astuto que aseguraba que todos fueran tratados con equidad.

Un día, el bosque se vio envuelto en un gran problema. Un grupo de animales decidió hacer una competencia para ver quién era el más fuerte. Los más grandes, como el oso y el elefante, empezaron a jactarse y a desear ganar a toda costa, olvidando que el bosque era un lugar donde todos debían convivir en paz. Esto hizo que algunos animales fuertes comenzaran a hacer trampa.

- ¡No es justo! -exclamó Justicia, al ver cómo los tramposos comenzaban a ganar.

- Están arruinando la diversión -dijo Amistad, intentando calmar a todos.

- Pero, ¿qué podemos hacer? -preguntó Bondad con su usual voz suave.

El conejo Amor, que siempre había creído en la unión, tuvo una idea.

- ¿Y si organizamos nuestros propios juegos, donde todos se sientan incluidos y se valore el esfuerzo por sobre la fuerza? -propuso.

Todos los animales estuvieron de acuerdo y así, decidieron planear una gran competencia que incluyera diferentes habilidades, como carrera, saltos y hasta un concurso de canto. Cada uno podía participar en las actividades donde se sintiera más cómodo.

El día del evento, todos los animales llegaron emocionados. Sin embargo, justo antes de que comenzara, el grupo de animales fuertes se acercó y dijo:

- Esto es una pérdida de tiempo. Solo queremos demostrar que somos más fuertes.

Pero el sabio Zorro Justicia no se quedó tranquilo.

- La verdadera fuerza está en la unidad y el respeto mutuo. -dijo con voz firme. - Si seguimos así, haremos que el bosque se divida.

Los fuertes se miraron entre sí, pensando en lo que Justicia había mencionado. Amor se acercó a ellos y, con su calidez, les dijo:

- ¿No sería mejor disfrutar juntos y celebrar todos nuestros talentos?

Ver cómo aquellos animales que eran tan diferentes podían unirse por el amor y la amistad tocó el corazón de los fuertes. Decidieron unirse al juego, aunque al principio les costó adaptarse a las nuevas reglas.

La competencia comenzó y los pobres que antes no entraban en el concurso se sintieron felices al participar también. Fue en esta maravilla de la diversidad que todos los valores comenzaron a brillar. Los fuertes comenzaron a ayudar a los más pequeños, y todos tuvieron mucho más divertido al trabajar en equipo.

A medida que avanzaban los juegos, el oso, que era el más fuerte, decidió ayudar a un pequeño ratón, que tenía dificultades para saltar.

- ¡Vamos! Solo necesitas concentrarte y tener confianza en ti mismo -le gritó el oso.

El pequeño ratón, con su poderoso consejo, logró saltar de la manera más maravillosa.

Después de un largo día lleno de risas, el sol comenzó a ponerse. Los animales se sentaron cansados pero felices, compartiendo historias y celebrando lo que habían logrado juntos.

- Miren cuán maravillosa es la amistad y el respeto que hemos cultivado hoy -dijo Amistad, llenando a todos de energía positiva.

- Hoy hemos aprendido sobre la fuerza de la unidad y la aceptación -añadió Justicia, mirando a los fuertes con orgullo. - Todos somos diferentes, y eso es lo que nos hace únicos.

Todos los animales, desde los más pequeños hasta los más grandes, se sintieron más unidos que nunca. Sabían que los valores que habían vivido durante el día serían un faro en su vida diaria a partir de ahora.

Así, el Bosque de los Valores no solo se había llenado de risas, sino que también aprendieron que la verdadera fuerza no se mide por el tamaño, sino por la grandeza del corazón.

Desde ese día, Amor, Amistad, Bondad, Justicia y todos los demás valores florecieron en el bosque, creando un hogar donde todos vivían en armonía y respeto por la diversidad que cada uno aportaba.

FIN.

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