El Bosque de los Venados Sabios
En un hermoso bosque lleno de árboles altos y ríos cristalinos, vivía una manada de venados. Cada venado era especial, pero el más joven de todos, llamado Rayo, tenía una gran curiosidad por explorar más allá de su hogar.
Rayo siempre escuchaba a los venados más viejos contar historias sobre las maravillas del bosque. Pero también oía advertencias sobre los peligros de no respetar a los demás seres del bosque. El gran venado sabio, Señor Cornamenta, a menudo decía "En este bosque, el respeto es la clave para vivir en armonía, tanto con nosotros mismos como con los otros animales."
Un día, mientras paseaba por el bosque, Rayo se encontró con un grupo de conejos que jugaban en un claro. Curioso y emocionado, decidió acercarse.
"¡Hola, conejitos! ¿Puedo jugar con ustedes?"- preguntó Rayo.
Los conejos se miraron entre sí, un poco dudosos. Uno de ellos, llamado Salto, dijo "¡Claro! Pero debes tener cuidado, porque no queremos que nadie nos asuste."
Rayo, emocionado, comenzó a jugar. Sin embargo, mientras corría, accidentalmente pisó la cola de una liebre que estaba escondida en el arbusto.
"¡Au! ¡Eso dolió!"- gritó la liebre, asustada.
Rayo, avergonzado, se acercó y dijo "Lo siento mucho, no quise hacerte daño. Fue un accidente. ¿Te puedo ayudar?"-
La liebre lo miró con desconfianza y respondió "Sí, pero ten más cuidado. A veces, los juegos pueden hacer que otros se sientan mal."
Rayo reflexionó sobre las palabras de la liebre y se acordó de lo que había dicho el Señor Cornamenta sobre el respeto. Decidió ser más cuidadoso. De regreso a su hogar, se encontró con el gran venado sabio.
"Señor Cornamenta, tengo una pregunta. ¿Cómo puedo aprender a respetar más a los demás?"- preguntó Rayo.
"El respeto comienza escuchando y observando a los que te rodean. Cada criatura en este bosque tiene su propio espacio y sensibilidad, como tú. Deberías recordar que lo que te divierte puede no ser lo que quieren los demás"- respondió el anciano venado.
Inspirado por las palabras de Señor Cornamenta, Rayo decidió organizar un juego donde todos los animales pudieran participar. Se acercó a los conejos y les propuso su idea.
"¿Qué les parece si hacemos una carrera en la que todos puedan participar? Así podemos divertirnos sin lastimar a nadie"- sugirió Rayo.
Los conejos sonrieron, y Salto dijo "Eso suena genial, Rayo. Podemos hacer equipo y ayudarnos entre todos."
Con la ayuda de todos, prepararon una gran carrera en el claro del bosque. Mascotas, aves y otros animales se unieron. Todos se sentían felices porque podían participar y jugar juntos en armonía.
Cuando llegó el gran día, Rayo se aseguró de que cada uno estuviera cómodo y entendiese las reglas del juego. "Recuerden, la clave es divertirnos y respetarnos unos a otros. No hay premio mayor que la amistad"- dijo Rayo.
La carrera fue todo un éxito. Cada uno de los animales pudo disfrutar, se rieron y compartieron.
Cuando terminó la carrera, el Señor Cornamenta se acercó a Rayo.
"Has aprendido una valiosa lección hoy, pequeño Rayo. El respeto no solo está en nuestras acciones, sino también en cómo creamos un espacio donde todos se sientan bienvenidos"- dijo con una sonrisa.
Rayo se sintió orgulloso y comprendió que respetar a los demás es esencial para vivir en paz y alegría.
Y así, en el Bosque de los Venados Sabios, el respeto se convirtió en la regla de oro que unía a cada habitante, y Rayo se erigió como un ejemplo para todos.
FIN.