El Bosque de los Viento Sabio
Había una vez, en un pequeño pueblo argentino, un niño llamado Fede. Fede era un pequeño aventurero que soñaba con explorar el mundo más allá de su vecindario. A menudo, se sentaba en la cima de una colina, mirando el extenso bosque que se extendía frente a él, lleno de árboles altos y animales curiosos.
Un día, mientras observaba desde su lugar favorito, un fuerte viento comenzó a soplar. Justo en ese instante, una pequeña brújula dorada voló hacia él, aterrizando suavemente en su regazo. Fede sorprendió por el hallazgo, la tomó con cuidado y miró a su alrededor. “¿De dónde vendrás, brújula mágica? ”, se preguntó en voz alta.
De repente, el viento comenzó a susurrarle. "Soy el Viento Sabio, querido Fede. Si sigues la brújula, te llevaré a buscar respuestas sobre el bosque. Pero recuerda, no todo es lo que parece..."-
Con determinación, Fede se levantó, rigurosamente decidido a descubrir la magia del bosque. Siguiendo la brújula, se internó entre los árboles altos, escuchando los murmullo de hojas al viento.
Pasaron un par de horas antes de que encontrara a un zorro amistoso que lo observaba con curiosidad. "Hola, pequeño amigo, ¿te gustaría jugar conmigo?"- dijo el zorro, moviendo su cola con entusiasmo.
"¡Hola! Soy Fede. Estoy buscando algo especial. ¿Sabes algo sobre este bosque?"- preguntó Fede con emoción.
"Claro que sí. Este bosque está lleno de secretos. Cada árbol y cada criatura tiene una historia. Pero cuidado, a veces los caminos pueden llevarte a un lugar inesperado. ¿Qué te gustaría saber?"- contestó el zorro.
Fede reflexionó por un momento. "Quiero entender por qué los árboles son tan importantes. A menudo escucho a los adultos hablar de ellos, pero nunca supe de qué se trataba exactamente."-
"Vamos a hablar con el Sabio Roble, él te dará las respuestas"- sugirió el zorro y juntos se dirigieron hacia el Gran Roble del bosque, un árbol centenario y majestuosamente alto.
Cuando llegaron, Fede se maravillo ante la majestuosidad del árbol. El zorro lo presentó. "Estimado Roble, este niño tiene preguntas sobre ti y el bosque. ¿Podrías ayudarlo?"-
"Por supuesto, querido Fede. Los árboles como yo son los guardianes de la tierra. Nosotros proporcionamos aire puro, sombra y hogar a muchas criaturas. Sin nosotros, la vida sería muy diferente. Pero lo más importante, los árboles nos enseñan a ser pacientes y fuertes. Si aprendes a cuidar de nosotros, nosotros cuidaremos de ti y del mundo"- explicó el Roble.
"¡Increíble! No lo sabia. ¿Pero cómo puedo ayudar a cuidar del bosque?"- preguntó Fede, su rostro iluminado por una chispa de emoción.
"Simplemente empieza a observar y respetar la naturaleza. Aprende sobre cada planta y animal. Y no olvides compartir tu conocimiento y amor por el bosque con otros"- dijo el Roble con una voz lenta y profunda.
Fede se despidió del Roble y el zorro. "¡Lo haré! A partir de hoy, seré un defensor del bosque. Y compartiré lo que he aprendido con mis amigos"- exclamó, lleno de determinación.
Al regresar a su pueblo, Fede reunió a sus amigos. "Chicos, hay un mundo mágico en el bosque y necesitamos cuidarlo. Aprendí sobre los árboles y cómo ellos nos ayudan. ¡Vamos a ser los Guardianes del Bosque!"-
Sus amigos, emocionados, se unieron a él y juntos comenzaron a hacer pequeñas acciones como recoger basura, plantar semillas y respetar la vida silvestre. Con el tiempo, Fede se convirtió en un líder entre sus compañeros, guiándolos hacia un mayor cuidado del medio ambiente.
El bosque prosperó gracias a la dedicación de Fede y sus amigos. Y el Viento Sabio, siempre presente, les recordaba que el amor y el respeto por la naturaleza genera un mundo mejor.
Así, Fede aprendió que una pequeña acción puede tener un gran impacto. Y siempre habrá un lugar para la curiosidad y la magia en el bosque, donde cada viento trae consigo una nueva oportunidad para aprender. Y así, el bosque continuó vibrando con vida y energía, contando las historias de aquellos que lo cuidaban.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.