El Bosque del Respeto


Había una vez en un lejano bosque, tres amigos muy especiales: el conejito Pancho, el zorrito Lucas y la ardillita Lola. Todos los días se reunían para jugar y explorar juntos.

Un día, mientras jugaban a las escondidas, Pancho propuso jugar a otro juego que él había inventado llamado "Saltarín". Consistía en saltar lo más alto posible sobre unas piedras grandes que estaban cerca del río. A Lucas le pareció divertido, pero Lola no estaba segura.

- ¿Estás segura de querer jugar a este juego, Pancho? - preguntó Lola con dudas. - ¡Claro! Es súper divertido. Vamos a pasarla genial - respondió Pancho emocionado. Lucas miró a Lola y notó su expresión de preocupación.

Se acercó a ella y le dijo:- Si no te sientes cómoda o segura de hacerlo, está bien decir que no. El consentimiento es importante para todos nosotros. Lola sonrió al escuchar las palabras de Lucas y asintió con gratitud.

Decidió que prefería quedarse en tierra firme mientras los otros dos jugaban "Saltarín".

Pancho y Lucas empezaron a saltar sobre las piedras con entusiasmo, pero después de un rato se dieron cuenta de que era más difícil de lo que pensaban. De repente, Pancho resbaló y cayó al agua. - ¡Ayuda! ¡No sé nadar! - gritaba Pancho desesperado. Lucas rápidamente corrió hacia él y lo ayudó a salir del agua.

Después de asegurarse de que Pancho estaba bien, ambos miraron hacia Lola con arrepentimiento por haber ignorado sus dudas inicialmente. Lola se acercó lentamente hacia ellos y les dijo:- Estoy feliz de que estés bien, Pancho.

Pero esto nos enseña lo importante que es escuchar nuestras dudas y respetar el consentimiento de los demás antes de tomar decisiones juntos. Los tres amigos se abrazaron fuertemente prometiendo siempre respetar la opinión y sentir del otro antes de hacer algo juntos.

Desde ese día entendieron que el verdadero valor está en cuidarse mutuamente y velar por la seguridad y felicidad del grupo.

Y así termina esta historia donde el conejito Pancho, el zorrito Lucas y la ardillita Lola aprendieron una valiosa lección sobre el consentimiento: siempre es fundamental escuchar al otro, respetar sus decisiones e actuar con empatía para fortalecer su amistad día tras día en aquel mágico bosque donde vivían aventuras sin fin.

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