El Bosque del Respeto



Había una vez en un bosque encantado, tres amigos muy especiales: Luna, el zorro curioso; Sol, el conejo juguetón; y Estrella, la ardilla traviesa. Siempre se divertían juntos explorando cada rincón de su hogar en el bosque.

Un día, mientras jugaban a las escondidas, Luna propuso jugar a un nuevo juego que había escuchado: "El juego del consentimiento". Todos los amigos se miraron intrigados y preguntaron qué significaba eso.

"El consentimiento significa pedir permiso antes de hacer algo que involucre a otra persona", explicó Luna con entusiasmo. "¡Entonces vamos a jugarlo! ¡Suena divertido!", exclamó Sol emocionado. Así comenzaron a jugar.

Cada vez que querían incluir a uno de sus amigos en un juego o abrazarlo, primero preguntaban: "¿Puedo?", y esperaban la respuesta afirmativa antes de continuar. Esto los hizo sentirse más unidos y respetados entre ellos. Un día, mientras buscaban frutas deliciosas para merendar, encontraron al señor Oso durmiendo bajo un árbol.

Estaba tan tranquilo que no querían despertarlo, pero también querían compartir sus frutas con él. "Chicos, ¿qué hacemos? No queremos molestar al señor Oso", dijo Estrella preocupada. Luna recordó el juego del consentimiento y les propuso: "Podemos aplicar lo que aprendimos.

Vamos a pedirle permiso al señor Oso para compartir nuestras frutas". Con mucho cuidado se acercaron al señor Oso y le pidieron suavemente si podían compartir las frutas con él.

El señor Oso despertó con una sonrisa y les dio las gracias por ser tan amables. Juntos disfrutaron de una merienda deliciosa bajo el sol brillante del bosque. Desde ese día, Luna, Sol y Estrella entendieron la importancia del consentimiento en todas sus interacciones.

Aprendieron que era fundamental respetar los deseos de los demás y siempre pedir permiso antes de actuar. Y así, entre risas y aventuras, los tres amigos continuaron explorando el bosque encantado mientras fortalecían su amistad con amor y respeto mutuo.

Porque cuando se trata de consentimiento, lo más importante es escuchar y valorar los sentimientos de quienes nos rodean.

FIN.

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