El Bosque del Yoga Mágico



En un hermoso bosque lleno de colores vibrantes, habitaban animales de todo tipo. Un día, la sabia tortuga Tula se decidió a enseñar a sus amigos una forma especial de jugar y relajarse: el yoga.

"¡Hola, amigos! ¿Quieren venir a aprender yoga?", preguntó Tula con una sonrisa.

Los animales de diferentes especies se reunieron ansiosos. El primero en acercarse fue Leo, el león.

"¿Qué es el yoga, Tula?", preguntó Leo con curiosidad.

"Es una forma de mover nuestro cuerpo, respirar y sentirnos bien. Vamos a comenzar con la postura del Perro Boca Abajo", dijo Tula, poniéndose en posición.

Todos los animales la imitaron, alzando sus patas y estirando su cuerpo hacia el suelo.

"¡Miau! ¡Me siento como un gato!", exclamó Gata, la pequeña felina.

Luego, Tula guió a sus amigos a la postura del Árbol. El búho Óscar se colocó en una pata, mientras que la ardilla Lía coreaba.

"¡Miren, yo soy un árbol que se balancea con el viento!", gritó Óscar.

"¡Y yo soy una ardilla recolectando nueces!", gritó Lía, balanceándose también.

"Ahora, hagamos la postura de la Cobra", sugirió Tula. Todos se tendieron en el suelo y levantaron su parte superior, como si fueran serpientes.

"¡Sssss, soy una cobra! ”, dijo Serpente, un poco tímido, pero al final con mucha emoción.

Tula estaba contenta al ver cómo sus amigos se divertían y se ejercitaban. Pero de repente, un fuerte viento empezó a soplar.

"¡Ay no!" - exclamó Tula. "¡Debemos detener el viento con nuestra energía positiva! Vamos a hacer la postura del Guerrero en círculo. Todos juntos!"

Los animales formaron un gran círculo, levantaron sus patas y gritaron: "¡Paz para el bosque!" De pronto, el viento comenzó a calmarse. Todos aplaudieron al sentir el poder de su energía.

Luego, fue el turno de la postura del Pez. Uno a uno, se recostaron en el suelo y abrieron los brazos, como si nadaran en el agua.

"¡Soy un pez en el río!", dijo Pato felizmente, chapoteando.

Después, Tula propuso la postura de la mariposa. Los animales se sentaron y movieron sus rodillas hacia arriba y hacia abajo.

"Están volando como mariposas!", celebró Lía, sintiendo el aire fresco en sus alas.

El siguiente desafío fue la postura de la mariposa, donde hicieron un giro gracioso y los más pequeños rieron al ver cómo su amigo zorro, zancadilleándose, se tropezaba un poco.

"¡Ups! No soy tan ágil como pensé", dijo Zorrito, haciendo reír a Rubí, la coneja.

Finalmente, para relajar sus cuerpos, Tula les enseñó a hacer la postura del Savasana, donde debían acostarse tranquilamente.

Mientras todos se recostaban, Tula dijo:

"Ahora vamos a cerrar los ojos y a traer pensamientos felices. Imaginen su lugar favorito del bosque."

Nadie pudo resistir la felicidad que sentían. Al abrir los ojos, todos gritaron juntos:

"¡Gracias Tula! ¡Esto fue increíble!"

Fue un día sin igual, lleno de risas y diversión, donde aprendieron no solo sobre yoga, sino también sobre el valor de trabajar juntos y cuidar del bosque.

Al final, Tula miró a todos sus amigos:

"Recuerden, el yoga nos une y nos ayuda a ser más fuertes. Volvamos a encontrarnos, seguir practicando y jugar!"

Así, a medida que las estrellas comenzaron a brillar en el cielo, los animales se despidieron, felices y relajados por sus aventuras en el bosque del yoga mágico.

FIN.

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