El Bosque en Llamas


Había una vez una escuela llamada Escuela 68 Árboles, ubicada en un hermoso pueblo rodeado de naturaleza. En esta escuela, los niños aprendían no solo matemáticas y ciencias, sino también la importancia de cuidar el medio ambiente.

La directora de la escuela, la señorita Martina, era una mujer amante de la naturaleza y siempre buscaba nuevas formas de enseñar a sus alumnos sobre el cuidado del entorno.

Un día, se le ocurrió una idea maravillosa: plantar un árbol por cada niño que asistía a su escuela. Luego de obtener el permiso necesario y con ayuda de las maestras y los padres de familia, comenzaron a preparar el terreno para plantar los árboles.

Los niños estaban emocionados ante la idea de tener su propio árbol en la escuela. Un sábado por la mañana, todos se reunieron en el patio para iniciar con esta gran tarea. Cada niño recibió una pequeña pala y semillas para plantar su árbol.

Con mucho entusiasmo empezaron a cavar agujeros en el suelo y colocaron las semillas con mucho amor y cuidado. Pasaron semanas regando los pequeños brotes hasta que finalmente empezaron a salir hojas verdes.

Los niños estaban felices al ver cómo sus esfuerzos daban frutos. Un día, mientras todos celebraban los primeros meses del proyecto "Árbol por Niño", algo inesperado ocurrió: hubo un incendio forestal cerca del pueblo.

El fuego amenazaba con arrasar todo lo que encontrara a su paso, incluyendo los árboles de la Escuela 68 Árboles. Los niños, junto a sus maestras y padres, se preocuparon mucho. Sabían que debían hacer algo para proteger su querida escuela y los árboles que tanto habían cuidado.

Decidieron formar una brigada contra incendios y trabajar en equipo para salvarlos. Con baldes de agua, mangueras y extinguidores caseros, se acercaron al fuego con valentía.

Aunque eran solo niños, su determinación era tan grande como el problema que enfrentaban. Rápidamente empezaron a rociar agua sobre las llamas mientras cantaban una canción que decía:"Árboles valientes, no temáis, con nuestro amor os protegeremos sin cesar. Juntos lucharemos hasta el final, porque en nuestra escuela siempre habrá paz.

"El viento ayudó a dispersar el humo hacia otro lado del bosque y poco a poco lograron extinguir el fuego. Los árboles de la Escuela 68 Árboles habían sido salvados gracias al esfuerzo conjunto de todos.

Los días siguientes fueron de celebración y aprendizaje. Los niños entendieron aún más la importancia de cuidar el medio ambiente y cómo pueden marcar la diferencia cuando trabajan juntos por una causa noble.

Desde aquel día, los árboles crecieron fuertes y sanos en la Escuela 68 Árboles. Cada año, los nuevos estudiantes plantaban un árbol propio para mantener viva esa tradición tan especial. La historia de esta escuela inspiró a otras comunidades cercanas a seguir su ejemplo.

Pronto surgieron nuevas iniciativas para plantar árboles en diferentes lugares del país, demostrando que el cuidado del medio ambiente es una responsabilidad de todos. Y así, la Escuela 68 Árboles se convirtió en un símbolo de amor por la naturaleza y enseñanza para las futuras generaciones.

Los niños aprendieron que, con determinación y trabajo en equipo, pueden cambiar el mundo y hacerlo un lugar mejor para todos.

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