El Bosque Encantado


Había una vez un niño llamado Juan que vivía en un pequeño pueblo rodeado de un hermoso bosque. A Juan le encantaba pasar sus días explorando y descubriendo todos los tesoros naturales que el bosque tenía para ofrecer.

Un día, mientras caminaba por el bosque, Juan encontró un árbol muy especial. Era alto y frondoso, con ramas llenas de naranjas jugosas y coloridas. El árbol parecía feliz y radiante bajo el sol.

- ¡Hola! ¿Cómo te llamas? - preguntó Juan emocionado al árbol. El árbol respondió con una voz suave y amigable:- Me llamo Don Álamo, pero puedes llamarme Alito. Juan quedó sorprendido al escuchar hablar al árbol, pero rápidamente se recuperó y respondió:- Mucho gusto, Alito.

Soy Juan. ¿Puedo comer algunas de tus deliciosas naranjas? Alito sonrió y asintió con alegría:- ¡Por supuesto! Toma todas las que quieras, Juan.

Desde ese día, Juan visitaba a Alito todos los días para disfrutar de las naranjas frescas del árbol. Juntos pasaban horas conversando sobre la vida en el bosque y compartiendo historias divertidas. Un día, mientras estaban charlando bajo la sombra de Alito, apareció otro niño llamado Tomás.

Tomás también estaba fascinado por aquel árbol tan especial y decidió acercarse a ver qué ocurría allí. - Hola chicos. Veo que están disfrutando de las maravillosas naranjas de Alito - dijo Tomás con curiosidad.

Juan y Alito saludaron a Tomás y le explicaron lo especial que era aquel árbol. Desde ese momento, los tres se volvieron grandes amigos y comenzaron a pasar mucho tiempo juntos en el bosque.

Un día, mientras jugaban cerca del árbol, notaron que algunas ramas de Alito estaban marchitas y sus hojas estaban perdiendo color. Juan se preocupó por su amigo y le preguntó qué le ocurría. - Estoy triste porque me falta agua - respondió Alito con voz apagada.

- El bosque ha estado muy seco últimamente y no he recibido suficiente agua para mantenerme sano. Juan, Tomás y Alito decidieron buscar una solución al problema. Recorrieron el bosque en busca de un arroyo cercano para llevar agua hasta el árbol sediento.

Después de mucho esfuerzo, encontraron un pequeño riachuelo que estaba bastante alejado del árbol. - ¡No te preocupes, Alito! Vamos a traerte toda el agua que necesitas - exclamó Juan emocionado.

Los tres amigos trabajaron juntos cavando zanjas desde el riachuelo hasta las raíces de Alito. Poco a poco, comenzó a fluir agua fresca hacia el árbol sediento.

Días después, cuando Juan fue a visitar a su amigo nuevamente, quedó maravillado al ver cómo las ramas marchitas habían vuelto a cobrar vida con hojas verdes y saludables. - ¡Estoy tan feliz! Gracias por ayudarme a recuperar mi energía - dijo Alito emocionado. Juan, Tomás y Alito comprendieron lo importante que era cuidar y proteger la naturaleza.

A partir de ese momento, se comprometieron a ayudar a otros árboles y animales del bosque. Con el tiempo, su pequeña acción se convirtió en un gran movimiento comunitario para preservar el bosque.

Juan, Tomás y Alito enseñaron a todos los habitantes del pueblo sobre la importancia de cuidar el medio ambiente y trabajar juntos para mantener viva la belleza natural del lugar. Y así, gracias al amor y dedicación de estos tres amigos, el bosque floreció más que nunca.

Todos los árboles eran felices y las naranjas de Alito se volvieron aún más jugosas y sabrosas. Y colorín colorado, esta historia nos ha enseñado que todos podemos marcar una diferencia cuando trabajamos juntos para cuidar nuestro hogar: ¡la naturaleza!

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