El Bosque Encantado



Había una vez, en un pequeño pueblo llamado Verdelandia, un bosque encantado que se decía estaba lleno de magia, misterio y criaturas curiosas. Cada mañana, los niños del pueblo se asomaban al borde del bosque con ojos llenos de asombro, soñando con lo que podría haber allí. Sin embargo, sus padres siempre les advertían: "Cuidado, no se adentren demasiado en el bosque. Hay cosas que no comprendemos".

Un día, una niña valiente llamada Sofía decidió que era hora de descubrir los secretos del bosque. Con su inseparable amigo, un gato llamado Nube, se aventuraron entre los árboles altos que parecían susurrar. Mientras caminaban, Sofía notó algo brillante entre las hojas.

"¡Mirá, Nube!" - exclamó Sofía, agachándose para recoger un pequeño amuleto en forma de estrella. "Esto debe ser mágico. ¿Qué tal si sigue nuestra aventura?". El gato arqueó una ceja, dudando, pero decidió seguirla.

Mientras avanzaban, de repente, un pequeño zorro con un pelaje dorado apareció ante ellos.

"¿Qué están haciendo aquí?" - preguntó el zorro. "Este es un bosque encantado, no un parque de diversiones".

Sofía, entusiasmada, explicó su hallazgo.

"Encontramos esta estrella. ¿Sabés qué significa?". El zorro miró el amuleto y sonrió. "Esa estrella es un símbolo de la curiosidad. Si la llevás, podrías descubrir cosas maravillosas, pero también enfrentarte a desafíos".

Intrigados, Sofía y Nube decidieron seguir al zorro, que se presentó como Rayo. Al poco tiempo, llegaron a una parte del bosque donde las flores cantaban y los árboles bailaban. "Esto es increíble" - dijo Nube, con los ojos desorbitados.

Rayo explicó que el bosque estaba en peligro. "Una bruja traviesa ha encerrado a la reina de las flores, y sólo aquellos con el corazón valiente pueden salvarla".

Sofía, con un brillo en los ojos, respondió: "¡Nosotros podemos ayudar!". Rayo sonrió. "Bien, para llegar a la bruja, deben atravesar el lago de las ilusiones. Deben tener cuidado, pues no todo lo que vean será real".

Sofía y Nube se prepararon para la travesía. Cuando llegaron al lago, vieron reflejos de sus mayores miedos. Sofía vio que se perdía en un bosque oscuro, mientras que Nube se veía atrapado en un mar de ratones. Sofía tomó aire y, con determinación, gritó: "¡No, eso no somos nosotros!". Nube la siguió, y juntos atravesaron el lago.

Al llegar al otro lado, se encontraron con la cabaña de la bruja. Antes de que pudieran tocar la puerta, apareció la bruja. "¿Qué quieren, pequeños intrusos?". Sofía, con valentía, respondió: "Venimos a liberar a la reina de las flores".

La bruja sonrió, un brillo malicioso en sus ojos. "Para eso, deberán resolver un acertijo". Rayo, Nube y Sofía se miraron preocupados. "Está bien, ¿cuál es el acertijo?" - preguntó Sofía.

"El que habla sin voz, se mueve sin pies. ¿Quién es?".

Sofía y Nube se quedaron pensando. Al cabo de unos minutos, Sofía gritó: "¡El eco!". La bruja, sorprendida, aplaudió. "Has acertado. La reina es libre y el bosque está a salvo. ¡Gracias!".

Con un gesto de su mano, la bruja liberó a la reina de las flores, quien apareció rodeada de luces brillantes. "Gracias, valientes aventureros. Han salvado el bosque. Recuerden, siempre hay magia en la curiosidad y la valentía". Sofía, Nube y Rayo sonrieron, sintiendo la gratitud dentro de ellos.

Desde ese día, Sofía y Nube se convirtieron en los guardianes del bosque encantado, compartiendo historias sobre la valentía y el poder de la curiosidad con todos los niños de Verdelandia. Y así, cada vez que alguno se asomaba al borde del bosque, no sentía miedo, sino un profundo deseo de explorar. El bosque encantado continuó siendo un lugar de maravillas, donde la curiosidad y la valentía siempre eran recompensadas.

FIN.

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