El Bosque Encantado


Era una hermosa tarde de verano en el tranquilo pueblo de Villa Dulzura. La pequeña y dulce niña Merry estaba disfrutando de su día en el bosque, reagarrando frutos para hacer una deliciosa mermelada.

Con su canasta en mano, se acercaba a los arbustos para recolectar los dulces duraznos. Mientras agarraba un durazno maduro, escuchó un sonido inusual proveniente de lejos. Era el galopar de un caballo que se acercaba rápidamente.

Intrigada, Merry levantó la cabeza y vio a un alto vaquero montado sobre su fiel corcel. El vaquero llevaba puesto un sombrero grande y tenía una mirada seria pero amable en sus ojos azules.

Se detuvo justo frente a Merry y la observó con curiosidad. - ¡Hola pequeña! ¿Qué haces por aquí sola? -preguntó el vaquero con una sonrisa. Merry se sorprendió al ver al extraño, pero no tuvo miedo.

Le respondió con entusiasmo:- ¡Hola señor vaquero! Estoy reagarrando duraznos para hacer mermelada casera. ¿Quiere probarla cuando esté lista? El vaquero rió suavemente y asintió con la cabeza. - Sería todo un honor probar tu deliciosa mermelada, pequeña Merry.

Pero primero déjame contarte algo importante: yo soy el guardián del bosque y estoy aquí para protegerlo. Merry abrió los ojos emocionada por conocer al guardián del bosque.

- ¿En serio? ¡Eso es increíble! ¿Qué hace un guardián del bosque? El vaquero se bajó del caballo y se sentó en el suelo junto a Merry. - Bueno, mi trabajo es asegurarme de que todas las criaturas del bosque estén seguras y felices. Protejo a los animales, cuido de los árboles y me aseguro de que todo esté en equilibrio.

Pero últimamente he notado que alguien está dañando el bosque, cortando árboles sin cuidado y dejando basura por todas partes. Merry frunció el ceño preocupada. - Eso no está bien. El bosque es nuestro hogar y debemos cuidarlo.

¿Cómo podemos ayudarte? El vaquero sonrió orgulloso por la actitud responsable de Merry. - Me alegra oír eso, pequeña. Podemos formar un equipo para limpiar el bosque y plantar nuevos árboles juntos. Así podremos devolverle su belleza natural.

Merry asintió emocionada. - ¡Claro! Yo puedo pedirle ayuda a mis amigos del pueblo también. Juntos haremos una gran diferencia. Y así comenzaron las aventuras de Merry y el vaquero en Villa Dulzura.

Organizaron jornadas de limpieza en el bosque, plantaron nuevos árboles e incluso construyeron casitas para los animales que habitaban allí. Con cada acción, Merry aprendió la importancia del respeto hacia la naturaleza y cómo todos podemos ser guardianes responsables del medio ambiente.

Ella se convirtió en una líder inspiradora para los demás niños del pueblo, quienes también se unieron a la causa. El bosque de Villa Dulzura volvió a ser un lugar lleno de vida y magia, gracias al esfuerzo de Merry y sus amigos.

El vaquero se convirtió en un mentor para la pequeña niña, enseñándole valiosas lecciones sobre el amor por la naturaleza y la importancia de cuidar nuestro hogar.

Y así, con su canasta llena de duraznos y su corazón lleno de gratitud, Merry continuó recolectando frutos del bosque junto a sus amigos, sabiendo que juntos podían hacer una gran diferencia en el mundo.

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