El Bosque Encantado


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Encantada, un bosque misterioso y oscuro. La gente decía que estaba lleno de criaturas extrañas y peligrosas.

Pero lo que más asustaba a todos era la leyenda de una bruja malvada que vivía en lo profundo del bosque. La bruja se llamaba Morgana y tenía el poder de convertir a las personas en animales con solo mirarlas.

Todos los habitantes del pueblo temían su presencia y evitaban adentrarse en el bosque por miedo a encontrarse con ella. Un día, llegó al pueblo una niña llamada Lucía. Era valiente y curiosa, y no le importaban las historias de terror sobre el bosque.

Lucía siempre había soñado con ser aventurera, así que decidió explorar aquel lugar prohibido. Cuando entró al bosque, los árboles parecían moverse amenazadoramente a su paso. Las ramas crujían como si hablaran entre ellas y el viento soplaba frío contra su rostro.

Pero Lucía no se dejó intimidar por aquellos árboles aterradores. De pronto, escuchó un ruido detrás de unos arbustos. Con cautela, se acercó para investigar qué era lo que había allí escondido.

Para su sorpresa, encontró a un pequeño conejito blanco atrapado entre unas ramas. Lucía sabía que tenía que ayudarlo, así que comenzó a desenredarlo con mucho cuidado para liberarlo. En ese momento, apareció Morgana la bruja frente a ellos.

"¡No te atrevas a tocar a mi conejito!" -gritó Morgana con voz amenazante. Lucía, sin embargo, no se asustó y respondió valientemente: "Lo siento, señora bruja. No sabía que era su conejito. Solo quería ayudarlo".

Morgana frunció el ceño y miró fijamente a la niña. Pero en lugar de convertirla en un animal, algo inesperado ocurrió. La bruja comenzó a reírse. "¡Ja ja ja! ¡Eres diferente a los demás! Tu valentía me ha sorprendido", dijo Morgana entre risas.

Lucía sonrió aliviada y preguntó: "¿Puedo seguir ayudando al conejito?". La bruja asintió y decidió contarle la verdad sobre ella misma.

Resulta que Morgana no era realmente malvada, solo vivía sola en el bosque porque había sido rechazada por las personas del pueblo debido a su apariencia peculiar. Desde ese día, Lucía visitaba regularmente a Morgana en su cabaña en el bosque para conversar y escuchar sus historias mágicas.

Juntas descubrieron que los árboles no eran tan aterradores como parecían y que el bosque no era tan peligroso como todos pensaban. Gracias a la amistad entre Lucía y Morgana, los habitantes del pueblo comenzaron a entender que juzgar por las apariencias nunca es correcto.

Poco a poco, dejaron de temer al bosque e incluso organizaron paseos para disfrutar de su belleza natural. Y así fue como una niña valiente logró cambiar la percepción de un pueblo entero y enseñarles que la amistad y el valor pueden superar cualquier miedo.

Desde aquel día, Villa Encantada se convirtió en un lugar lleno de magia y aventuras, donde todos aprendieron a vivir en armonía con la naturaleza y a no juzgar por las apariencias. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

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