El Bosque Encantado de Copacabana
En un pequeño pueblo llamado Copacabana, rodeado de montañas y un hermoso lago, se encontraba un bosque mágico donde los árboles susurraban secretos y los animales hablaban en un idioma que solo los corazones puros podían entender. Este bosque era conocido por todos, pero pocos se habían atrevido a explorarlo, pues había leyendas que decían que estaba lleno de misterios y aventuras inesperadas.
Una mañana soleada, dos amigos inseparables, Lucas y Sofía, decidieron que era momento de descubrir qué había más allá de la entrada del bosque. Con una mochila llena de bocadillos y un gran sentido de curiosidad, se adentraron entre los árboles.
- “¿Te imaginas lo que podremos encontrar aquí? ” - dijo Lucas, emocionado.
- “¡Tal vez un dragón o un unicornio! ” - respondió Sofía, con los ojos brillantes de emoción.
Mientras caminaban, escucharon un suave murmullo entre las hojas. Era un pequeño pajarito de colores vibrantes, que los miraba con curiosidad.
- “¡Hola, amigos! ¿Son nuevos en el bosque? ” - preguntó el pajarito, con una voz melodiosa.
- “¡Sí! Estamos explorando. ¿Qué nos recomiendas ver? ” - respondió Sofía, sorprendida de poder hablar con un ave.
- “Sigan el camino de las flores doradas, allí encontrarán el río de los sueños. Es un lugar mágico donde los deseos se hacen realidad.” - dijo el pajarito, antes de volar hacia las alturas.
Lucas y Sofía siguieron las instrucciones del pajarito y, después de un rato, llegaron al hermoso río. Las aguas cristalinas brillaban con un tono dorado, y alrededor de él las flores doradas danzaban con el viento.
- “Esto es increíble. ¿Te imaginas si pedimos un deseo? ” - sugirió Lucas.
- “¡Sí! Vamos a hacerlo juntos” - respondió Sofía, llenándose de emoción.
Con los ojos cerrados, ambos hicieron su deseo al unísono. Sofía deseó tener siempre aventuras maravillosas junto a su mejor amigo, y Lucas deseó que el bosque encantado nunca se acabara. Cuando abrieron los ojos, algo increíble sucedió: una brisa mágica se levantó y les sonrió, como si el bosque hubiera escuchado sus deseos.
Luego, comenzaron a explorar más, pero pronto la alegría se tornó en preocupación. Encontraron un claro donde unos árboles estaban deshojados y tristes. Al acercarse, una lechuza anciana los observaba atentamente.
- “¿Qué les trae aquí, jóvenes? ” - preguntó la lechuza, haciendo eco con su voz sabia.
- “Vine a explorar, pero estos árboles lucen muy tristes. ¿Qué les pasa? ” - inquirió Sofía.
- “Han perdido su energía mágica. Nadie se acuerda de cuidar el bosque como antes. Debemos ayudarles.” - explicó la lechuza.
- “¿Cómo podemos hacer eso? ” - preguntó Lucas, sintiéndose un poco abrumado.
- “El bosque necesita amor y cuidado. Si cada uno de nosotros se compromete a cuidar su entorno, la magia regresará.” - dijo la lechuza con confianza.
Fue ahí que Sofía y Lucas decidieron que no solo estaban allí para jugar; también debían convertirse en guardianes del bosque.
- “Hagamos un pacto. Vamos a plantar flores y cuidar de los árboles cada vez que vengamos.” - sugirió Sofía, ya llena de determinación.
- “Sí, ¡seremos los mejores cuidadores del bosque! ” - respondió Lucas, lleno de convicción.
Los amigos comenzaron a recolectar semillas y flores del bosque. Hicieron una campaña en su pueblo y llamaron a sus amigos y familiares, invitándolos a unirse a la causa. Pronto, el bosque comenzó a llenarse de risas y manos trabajando juntos.
Cada fin de semana, Lucas y Sofía regresaban, trayendo más personas dispuestas a ayudar. El bosque floreció, y con cada nueva planta, los árboles se llenaban de color y vida.
Una tarde, mientras regaban un nuevo rincón del bosque, la lechuza volvió a aparecer.
- “Estoy muy orgullosa de ustedes. El bosque les ha escuchado y ha recuperado su magia.” - dijo emocionada.
- “¡Gracias por guiarnos! ” - dijeron ambos chicos al unísono.
- “El mayor regalo que pueden recibir es ver cómo crece el amor y la amistad a su alrededor. Cuidar el bosque es cuidar de ustedes mismos.” - les sonrió la lechuza sabiendo que había cumplido su misión.
Desde entonces, el bosque encantado de Copacabana se convirtió en un refugio donde todos aprendieron la importancia de cuidar la naturaleza. Y Lucas y Sofía, junto a sus nuevos amigos, hicieron del bosque un lugar mágico donde los sueños y la amistad siempre florecieron.
Y así, con el tiempo, el bosque se llenó no solo de magia, sino también de risas, aventuras y un fuerte lazo entre todos sus cuidadores. José el pajarito, la lechuza sabia y todos los habitantes del bosque celebraron en armonía.
Nunca olvidaron que con amor y dedicación, podían crear su propio encanto, no solo en el bosque, sino también en sus corazones.
FIN.