El Bosque Encantado de Gnomo y Ogro



En un rincón olvidado del mundo, donde los árboles eran tan altos como las nubes y las flores bailaban al ritmo del viento, se encontraba el Bosque Encantado. En este bosque vivían dos criaturas muy diferentes: los gnomos, pequeños seres alegres que amaban sembrar flores y contar historias, y los ogros, enormes y fuertes, pero con corazones de oro que cuidaban de las criaturas más pequeñas del bosque.

Un día, un joven gnomo llamado Nino decidió que quería organizar una gran fiesta para todos los habitantes del bosque. Era su manera de unir a los gnomos y ogros, ya que los gnomos solían temer a los ogros, creyendo que eran demasiado fuertes y brutales.

-Nino, no creo que sea buena idea -dijo Lila, la amiga más cercana de Nino-. Los ogros asustan a muchos de los gnomos. ¿No será un riesgo?

-Si no hacemos algo para conocernos, nunca sabremos lo amable que puede ser un ogro -respondió Nino decidido.

Con mucho entusiasmo, comenzó a preparar todo para la fiesta. Reunió frutas frescas, flores brillantes y preparó juegos divertidos. Pero al llegar el día, Nino notó que muchos gnomos no querían asistir porque temían encontrarse con los ogros.

Entonces decidió hablar con el ogro más amable del bosque, un gigantesco ser llamado Bruno.

-Niño, ¿estás seguro de que quieres hacer esto? - preguntó Bruno con una sonrisa amigable, aunque su voz profunda resonaba en el aire.

-Sí, Bruno. Quiero que todos se diviertan juntos. Podemos mostrarles que no tienes por qué temer a los ogros -explicó Nino.

Bruno asintió, -Si lo que deseas es que todos nos unamos, cuente conmigo. Te ayudaré a invitar a todos los ogros del bosque.

Finalmente, el gran día llegó. Los gnomos comenzaron a llegar, nerviosos y con miradas cautelosas, mientras los ogros hacía lo mismo, tratando de no asustar a los gnomos. La tensión se podía sentir en el aire.

Nino, al ver la situación, subió a una piedra grande para hablarles.

-Hola a todos! -gritó con entusiasmo-. Hoy estamos aquí para celebrar, no importa lo diferentes que seamos. Pero necesitamos demostrar que los ogros no son enemigos, son amigos.

Los gnomos comenzaron a murmurar, pero entonces Bruno levantó su gran mano y se acercó.

-No soy un monstruo, solo quiero jugar y aprender de ustedes -dijo con sinceridad.

Fue entonces que, a pesar de la diferencia de tamaños, Nino propuso un juego.

-¡Jugamos a descubrir tesoros del bosque! Gnomos, encontrarán las pistas más pequeñas, y los ogros tendrán que ayudarnos a recogerlas -dijo con una gran sonrisa.

Los gnomos empezaron a reírse y a soltar sus miedos. Entonces se dividieron en equipos: gnomos y ogros juntos. El juego era muy divertido y poco a poco, la risa fue llenando el aire.

En un giro inesperado, un grupo de gnomos se dio cuenta de que un pequeño pájaro no podía volar porque su ala estaba atorada entre unas ramas.

-¡Oh no! -gritó Lila, preocupada, mientras todos se acercaban corriendo.

Bruno, viendo el problema, se movió rápidamente hacia el pájaro, usando su gran brazo para despejar las ramas con cuidado.

-¡Miren! -exclamó Nino, mostrando que todos pueden ayudar, sin importar su tamaño.

Una vez que el pájaro estaba libre, comenzó a volar alto en el cielo y todos aplaudieron felices. Los gnomos miraban con admiración a los ogros, y los ogros sonreían al ver la alegría de sus nuevos amigos.

Al final del día, el bosque estaba lleno de risas, música y nuevos amigos. Los gnomos se dieron cuenta de que sus miedos eran infundados y que podían aprender mucho de los ogros. Desde aquel día, el Bosque Encantado se volvió un lugar donde gnomos y ogros convivían en armonía, compartiendo historias, juegos y aventuras.

Nino, con una gran sonrisa, miró a Lila y dijo:

-Esta fiesta fue un éxito. Juntos somos más fuertes.

-¡Sí! ¡Y hemos hecho nuevos amigos! -respondió Lila emocionada.

Así, en aquel mágico bosque, los gnomos y los ogros aprendieron que la amistad puede superar cualquier diferencia, y que lo más importante de todos era apoyarse y conocerse para construir un mundo mejor.

Y así, en el Bosque Encantado, los gnomos y los ogros vivieron felices, celebrando siempre su amistad.

FIN.

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