El bosque encantado de la diversidad



Había una vez en un reino lejano, un dragón rosado llamado Rufus que vivía en lo alto de la montaña más alta.

Rufus era diferente a los demás dragones, ya que en lugar de escupir fuego, lanzaba brillantes destellos de luz rosada por su boca. Esto hacía que muchos lo temieran y lo evitaran. Un día, la princesa Mariapaz, una joven valiente y curiosa, escuchó historias sobre el dragón rosado y decidió subir a la montaña para conocerlo.

A medida que ascendía por el sendero empinado, podía ver destellos de luz rosada entre los árboles. Al llegar a la cueva del dragón, se encontró con Rufus, quien al principio gruñó con desconfianza.

Pero al ver la mirada amable de la princesa Mariapaz, Rufus bajó su guardia y comenzaron a conversar. "¿Por qué lanzas destellos de luz en lugar de fuego como los demás dragones?" preguntó curiosa Mariapaz. "Es porque soy diferente", respondió Rufus tristemente.

"Muchos me temen por ser así". Mariapaz sonrió y le dijo: "Ser diferente es lo que te hace especial. Tus destellos de luz son hermosos y únicos.

En lugar de asustar a los demás, podrían traer alegría y esperanza". Rufus reflexionó sobre las palabras de la princesa Mariapaz y decidió mostrarle su habilidad especial. Con cada destello de luz rosa, la cueva se iluminaba con colores brillantes y cálidos. "¡Es maravilloso!" exclamó Mariapaz emocionada.

Desde ese día, la princesa Mariapaz visitaba regularmente a Rufus en lo alto de la montaña. Juntos exploraban nuevos lugares y compartían aventuras emocionantes. La amistad entre el dragón rosado y la princesa se volvió legendaria en todo el reino.

Sin embargo, un día oscuro llegaron noticias terribles: un malvado mago había hechizado el bosque cercano con oscuridad eterna. Los árboles estaban marchitos y los animales perdían sus colores.

Mariapaz sabía que debían hacer algo para ayudar al bosque y a sus habitantes. Con valentía, ella propuso un plan audaz: usar los destellos de luz del dragón Rufus para contrarrestar la oscuridad del hechizo del mago.

Juntos emprendieron su misión hacia el bosque encantado donde se enfrentaron al malvado mago. Con cada destello rosa que lanzaba Rufus, la oscuridad retrocedía lentamente hasta desvanecerse por completo.

El bosque cobró vida nuevamente con colores vibrantes gracias a la valentía y amistad entre el dragón rosado Rufus y la princesa Mariapaz. Desde entonces, todos aprendieron a valorar las diferencias unos de otros en el reino e incluso celebraban las peculiaridades que los hacían únicos.

Y así vivieron felices para siempre disfrutando juntos del poderoso vínculo entre ellos basado en el respeto mutuo y aceptación incondicional.

FIN.

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