El bosque encantado de Trampitas



Había una vez en un bosque encantado, un anillo mágico llamado Lunita. Este anillo tenía la capacidad de hacer brillar con luz propia a quien lo llevara puesto.

Lunita vivía en el fondo de un río cristalino que fluía suavemente entre las piedras y los árboles. Un día, Lunita decidió salir a explorar el mundo fuera del río y se deslizó por la corriente hasta llegar a la orilla.

Allí se encontró con Margarita, una niña curiosa y aventurera que estaba buscando tesoros escondidos. "¡Qué bonito eres, anillito! ¿Cómo te llamas?", preguntó Margarita emocionada al ver el destello de Lunita. "Soy Lunita, el anillo mágico.

¿Y tú quién eres?", respondió el anillo con voz suave y brillante. "Yo soy Margarita, y estoy buscando tesoros en este bosque mágico. ¿Quieres venir conmigo?", propuso la niña con una sonrisa radiante.

Lunita aceptó encantado la invitación de Margarita y juntos emprendieron un viaje lleno de aventuras por el bosque. Descubrieron cascadas ocultas, cuevas misteriosas y animales parlanchines que les contaban historias fantásticas. Pero no todo era tan fácil como parecía.

En su camino se encontraron con un duende travieso llamado Trampitas que quería robarle el poder a Lunita para volverse inmensamente poderoso. Trampitas tendió una trampa a Margarita y logró arrebatarle el anillo mágico.

Pero justo cuando pensaba que todo estaba perdido, el río comenzó a rugir con fuerza y sus aguas se elevaron formando una ola gigante que arrastró al duende lejos de allí. "¡Gracias, río amigo! ¡Eres increíble!", exclamó Margarita mientras abrazaba a Lunita con cariño.

El río volvió a su cauce tranquilo y seguro, devolviendo la paz al bosque encantado. Desde ese día, Margarita llevaba siempre consigo a Lunita como símbolo de amistad y valentía.

Y así, entre risas y canciones, continuaron explorando juntos cada rincón del bosque, recordando siempre que la verdadera magia reside en el corazón puro de quienes creen en ella.

FIN.

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