El bosque encantado de Vale Verde
Había una vez en Vale Verde, un pueblo rodeado de naturaleza, árboles frondosos y animales juguetones, una niña llamada Lupita. Lupita era curiosa, valiente y amante de la vida al aire libre.
Le encantaba pasear por el bosque, escuchar el canto de los pájaros y sentir la frescura del aire. Un día, mientras exploraba el bosque, se encontró con una hada madrina muy especial llamada Florinda. Florinda brillaba con destellos dorados y sus alas relucían como diamantes.
- ¡Hola, Lupita! Soy Florinda, tu hada madrina. He venido para enseñarte la importancia de cuidar de nuestro bosque y de todas las criaturas que en él habitan - dijo Florinda con una voz suave y melodiosa.
Lupita quedó sorprendida por la presencia de Florinda, pero también emocionada por lo que esta hada tenía para enseñarle.
Juntas, emprendieron un recorrido por el bosque, donde Florinda le mostró a Lupita cómo cuidar las plantas, recoger la basura que encontraran en el suelo y explicarle la importancia de proteger la vida silvestre. Lupita escuchaba atentamente cada palabra de Florinda y asentía con firmeza, comprometiéndose a seguir sus enseñanzas. De repente, mientras recogían basura, escucharon un llanto proveniente de un arbusto.
Al acercarse, descubrieron a un pajarito herido. Sin perder tiempo, Lupita cuidadosamente lo envolvió en su pañuelo y, con la ayuda de Florinda, lo llevó a un refugio para animales heridos.
Durante días, Lupita visitó al pájaro, lo cuidó y alimentó hasta que finalmente se recuperó. Esta experiencia le enseñó a Lupita la importancia de ayudar a los animales y a tener empatía por todas las criaturas del bosque.
Con el tiempo, Lupita se convirtió en la guardiana del bosque de Vale Verde, enseñando a otros niños y adultos la importancia de cuidar y preservar el entorno natural. Florinda siempre estuvo a su lado, guiándola y recordándole que el amor por la naturaleza es fundamental para mantener la armonía en el mundo.
Desde entonces, el bosque de Vale Verde floreció aún más, llenándose de vida y alegría.
Y Lupita, con su valentía y compromiso, se convirtió en un ejemplo para todos, demostrando que cada pequeña acción puede marcar la diferencia en la protección del medio ambiente.
FIN.