El Bosque Encantado del Triángulo de las Bermudas
Había una vez un grupo de alumnos de cuarto grado que estaban muy emocionados porque iban a salir de excursión al bosque con su maestra, la señorita Ana.
Todos estaban felices y ansiosos por descubrir nuevos secretos de la naturaleza. Al llegar al bosque, la señorita Ana les advirtió: "Chicos, debemos tener mucho cuidado en este lugar. Los lugareños le llaman El Triángulo de las Bermudas, y dicen que todo aquel que entra no vuelve a salir".
Los niños se miraron entre sí con asombro, pero decidieron confiar en su maestra y seguir adelante. Caminaron por senderos llenos de árboles altísimos y plantas exuberantes.
De repente, escucharon un ruido extraño que los hizo detenerse en seco. Era como si el bosque cobrara vida propia. La señorita Ana les pidió que se mantuvieran juntos y no se separaran por nada del mundo.
"¡Maestra, tengo miedo! ¿Qué hacemos si nos perdemos?" -preguntó Martín, uno de los alumnos más inquietos del grupo. "Tranquilo Martín, mientras estemos juntos y sigamos mis instrucciones, no pasará nada malo", respondió la señorita Ana con calma. Continuaron caminando hasta que llegaron a un claro en medio del bosque.
Allí encontraron una pequeña cabaña rodeada de flores multicolores. La curiosidad los invadió y decidieron acercarse para investigar. Al entrar a la cabaña vieron a una anciana sonriente tejiendo una manta.
"Hola niños, bienvenidos al Triángulo de las Bermudas", dijo la anciana con voz dulce. "¿Usted también vive aquí? ¿Por qué le llaman así a este lugar?" preguntó Sofía. "Sí querida, vivo aquí desde hace muchos años.
El nombre es solo una leyenda urbana para asustar a quienes no conocen la verdadera magia de este bosque", explicó la anciana. La señorita Ana y los alumnos escuchaban atentamente las palabras de la sabia mujer.
Les contó historias maravillosas sobre criaturas mágicas que habitaban el bosque y les enseñó el valor de respetar y cuidar la naturaleza. Después de compartir un rato con la anciana, decidieron regresar al colegio antes de que anocheciera. Mientras caminaban hacia la salida del bosque, recordaron todas las enseñanzas recibidas ese día.
Al finalizar la excursión, los niños le dieron las gracias a su maestra por llevarlos a conocer un lugar tan especial y diferente.
Aprendieron que siempre hay algo nuevo por descubrir si mantenemos nuestra mente abierta y nuestro corazón dispuesto a aprender. Y así terminó esta aventura en El Triángulo de las Bermudas: llena de magia, aprendizaje y amistad entre todos los participantes.
Los niños nunca olvidarían ese día en el que desafiaron sus miedos y descubrieron un mundo fascinante justo al alcance de sus manos dentro del hermoso bosque encantado.
FIN.