El Bosque Encantado y el Dragón Valiente
Había una vez, en un tiempo muy lejano, en un bosque denso lleno de árboles altos y flores brillantes, vivía una niña llamada Lía. Su risa resonaba como música entre las hojas y su curiosidad la llevaba a explorar cada rincón del bosque. Sin embargo, había una parte del bosque que siempre le había dado un poco de miedo: allí se decía que vivía un dragón.
Un día, Lía decidió que ya era hora de descubrir la verdad sobre el dragón. Reuniendo todo su valor, se adentró en la parte más oscura del bosque. Mientras caminaba, escuchó un sonido susurrante.
"¿Quién está ahí?" - preguntó con un temblor en la voz.
De entre los arbustos, apareció un gran dragón de escamas verdes y ojos brillantes. Lía quedó paralizada, pero pronto sintió que no había nada de malo en él.
"Hola, pequeña. Soy Drako, el dragón del bosque. No tengas miedo, solo quiero proteger nuestro hogar." - dijo el dragón con una voz profunda pero suave.
Lía, intrigada, se acercó un poco más.
"¿Protegerlo de qué?" - inquirió.
"De los buscadores de tesoros que piensan que pueden llevarse lo que no les pertenece. Yo cuido de las criaturas y plantas de este lugar. Sin mí, todo lo que ves estaría en peligro." - respondió Drako, con un brillo de preocupación en sus ojos.
Lía se sintió conmovida por la valentía del dragón y decidió que quería ayudarlo.
"¿Cómo te puedo ayudar?" - preguntó.
Drako sonrió y le explicó:"Necesito que me ayudes a organizar a los habitantes del bosque. Ellos pueden hacer mucho, pero a veces tienen miedo de actuar por su cuenta."
Lía aceptó el reto y se dedicó a hablar con cada criatura del bosque. Juntas, las ardillas, pájaros y hasta un viejo búho se unieron al plan.
"¡Vamos a hacer algo grande!" - exclamó Lía, emocionada. "Podemos formar una gran barrera con ramas y hojas para que los buscadores no entren."
Durante varios días, Lía y Drako trabajaron juntos, fortaleciendo los lazos entre los habitantes del bosque. Pero un día, un grupo de humanos llegó con herramientas y mapitas, listos para buscar tesoros. ¡Era el momento del plan!
Cuando los buscadores se acercaron, Lía se posicionó frente a ellos, con el dragón a su lado. Con valentía, les dijo:
"¡Por aquí no! Este bosque es un hogar, no un lugar para rebuscar tesoros."
Drako soltó un rugido poderoso que retumbó en cada rincón.
"Si continúan, se sentirán muy mal por lo que están haciendo. Aquí hay criaturas que viven y prosperan. ¡Los tesoros son de todos nosotros!" - añadió el dragón, su voz resonando como un eco.
Los buscadores, sorprendidos por la determinación de la niña y el dragón, se detuvieron y reflexionaron.
"Nunca pensamos en cómo esto afecta a los demás..." - susurró uno de ellos, bajando la mirada.
Después de hablar un rato, los humanos decidieron marcharse, prometiendo no volver a poner en peligro el bosque.
Lía y Drako celebraron con un gran banquete en el claro, donde todos los habitantes del bosque agradecieron su valentía.
"Juntos somos más fuertes. A veces, solo se necesita una voz para inspirar a otros a hacer lo correcto." - dijo Lía, sonriendo.
Desde aquel día, Drako y Lía se convirtieron en grandes amigos y guardianes del bosque. A través de su valentía y determinación, aprendieron que no importa cuán pequeña sea una voz, siempre puede generar cambios grandes y valiosos.
Y así, cada vez que alguien necesitaba ayuda, el dragón valiente y la niña intrépida estaban listos para proteger su hogar, demostrando que la amistad y la colaboración son las verdaderas fuerzas que pueden cambiar el mundo.
FIN.