El bosque luminoso
Había una vez un hombre llamado Juan, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de un hermoso bosque. Un día, mientras paseaba por el bosque, encontró una vieja lámpara abandonada entre los árboles.
Juan decidió reagarrarla y llevarla consigo. Al llegar a su casa, Juan comenzó a limpiar la lámpara y, para su sorpresa, salió un genio.
El genio estaba muy agradecido de haber sido liberado después de tantos años atrapado dentro de la lámpara y le concedió a Juan tres deseos. Juan se sentó pensando en lo que más deseaba en ese momento. Miró por la ventana y vio que ya era de noche.
De repente, tuvo una idea brillante: "Quiero que este bosque sea iluminado por siempre", dijo emocionado. El genio movió su varita mágica y al instante todo el bosque se llenó de luces brillantes y coloridas.
Los árboles parecían tener estrellas colgando de sus ramas y los animales del bosque bailaban bajo las luces como si estuvieran celebrando. Juan estaba maravillado con el resultado de su primer deseo cuando escuchó un ruido extraño proveniente del otro lado del bosque.
Se acercó sigilosamente hacia el sonido hasta encontrar una vaca extraviada. La vaca parecía asustada y confundida en medio del oscuro bosque iluminado solo por las luces mágicas. Juan se acercó lentamente hacia ella e intentó calmarla diciendo: "No tengas miedo, amiga vaca".
La vaca miró a Juan con sus grandes ojos y comenzó a mugir suavemente. Parecía que entendía las palabras de Juan y confiaba en él.
Juan decidió ayudar a la vaca y le pidió al genio su segundo deseo: "Quiero que esta vaca encuentre su camino de regreso a casa". El genio movió nuevamente su varita mágica y, para sorpresa de Juan, un camino iluminado se abrió frente a ellos.
La vaca caminó felizmente por el sendero luminoso hasta llegar a una granja cercana. Juan estaba emocionado de haber ayudado a la vaca, pero aún tenía un deseo más por cumplir.
Mirando alrededor, se dio cuenta de lo hermoso que era el bosque iluminado y cómo esto podía hacer felices a muchas personas. Entonces, le pidió al genio su último deseo: "Deseo compartir esta maravillosa luz con todos los habitantes del pueblo". El genio sonrió y movió su varita mágica una vez más.
De repente, todas las luces del bosque comenzaron a extenderse hacia el pueblo. Las calles se llenaron de colores brillantes y todos los vecinos salieron corriendo para ver lo que estaba pasando. La gente quedó asombrada al ver cómo sus casas estaban iluminadas como nunca antes.
Los niños saltaban emocionados mientras los adultos sonreían maravillados ante tal espectáculo. A partir de ese día, el pueblo vivió siempre bajo la hermosa luz del bosque mágico gracias a los deseos cumplidos por Juan.
Todos aprendieron el valor de compartir la magia y la alegría con los demás. Y así, Juan se convirtió en un héroe para su pueblo.
Cada noche, él y la vaca caminaban juntos por el bosque iluminado recordando cómo un simple hombre y una lámpara mágica pudieron cambiar la vida de todos. Fin.
FIN.