El Bosque Mágico de Aurora y Leo



Hace cien años, en lo profundo de un bosque encantado, vivían dos amigos muy especiales: Aurora, una bruja de magia alucinante, y Leo, un mago con habilidades extraordinarias. Ambos eran conocidos en su pequeño pueblo por ayudar a quienes lo necesitaban.

Un día, mientras recolectaban ingredientes para un nuevo hechizo, escucharon un llanto que provenía de un árbol. Aurora se detuvo y dijo:

"¿Escuchás eso, Leo? Hay alguien que necesita nuestra ayuda."

"Sí, parece que viene de ese viejo roble. Vamos a averiguarlo."

Se acercaron al árbol y encontraron a una pequeña ardilla atrapada en unas ramas enredadas. Aurora sonrió y dijo:

"No te preocupes, amiguita. Vamos a sacarte de ahí."

Utilizando un pequeño hechizo de levitación, Aurora logró liberar a la ardilla, que agradecida, comenzó a saltar alegremente.

"¡Gracias, gracias!" chilló la ardilla. "Soy Susi, y me perdí buscando nueces. ¡Nunca más me alejaré de mi hogar!"

"Es importante estar cerca de lo que amamos", dijo Leo con sabiduría.

Pero de repente, el cielo se oscureció. Una sombra gigante cubrió el bosque y un estruendo resonó entre los árboles. Los dos amigos miraron hacia arriba, y allí estaba la temible bruja Griselda, conocida por usar su magia para asustar a los demás.

"¡Aléjense de mis tierras!" gritó Griselda con voz amenazante.

"No queremos hacerte daño, solo estamos ayudando a una amiga" respondió Aurora con calma.

"Las criaturas del bosque son mías y me pertenecen.¡Alejense antes de que sea tarde!"

Aurora y Leo sabían que Griselda estaba confundida y que su miedo la hacía actuar de esa manera. Así que idearon un plan.

"Podríamos darle una lección sobre la amistad", sugirió Leo.

"Sí, debemos enseñarle que compartir es lo mejor," añadió Aurora.

Durante la noche, Aurora y Leo comenzaron a juntar alimentos y herramientas mágicas. Crearon un gran banquete con todo lo que les gustaba a los animales del bosque. Al amanecer, invitaron a Griselda.

"¡Griselda!" la llamó Aurora desde el claro del bosque. "Te hemos preparado un festín. Vení a celebrar la riqueza de este bosque. No hay necesidad de tener miedo."

Al principio, Griselda dudó. Pero el aroma de las deliciosas comidas la tentó. Se acercó al claro, donde vio a todas las criaturas: conejitos, aves, y por supuesto, a Susi, la ardilla. Todos estaban sonrientes.

"¿Qué es este lugar?" preguntó Griselda, intrigada.

"Este es un lugar de amistad y alegría. Ven a unirte a nosotros. Cada uno de nosotros tiene algo especial que ofrecer."

Griselda, al ver tanta bondad, comenzó a relajarse. Poco a poco, se sentó con los demás, y durante el banquete, se dio cuenta de que no tenía que actuar sola. Todos compartían sus historias y risas, mientras descubría que el miedo y la soledad no eran necesarios.

Con el tiempo, Griselda se convirtió en una buena amiga de Aurora y Leo. Ellos le enseñaron que la magia más poderosa era la que se encontraba en la bondad y la amistad.

"Gracias por mostrarme el verdadero encanto del bosque. No sabía que había tanto amor aquí."

"La magia no solo está en los hechizos, sino también en nuestros corazones", respondió Aurora.

"Y siempre es más lindo cuando se comparte con los demás", añadió Leo.

Así, los tres amigos cuidaban del bosque juntos, creando un lugar donde todas las criaturas podían venir y ser felices. Y cada vez que surgía un problema, lo resolvían en unión, aprendiendo y creciendo juntos.

Y así, el bosque mágico floreció bajo un nuevo amanecer, donde la amistad siempre triunfaba por sobre el miedo y la soledad. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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