El Bosque Mágico de Ecosistemas



En un frondoso bosque lleno de colores, vivían dos amigos inseparables: Lía, la linda libélula, y Tico, el travieso tucán. Estos dos animalitos disfrutaban de explorar cada rincón de su hogar, un maravilloso ecosistema lleno de vida.

Un día, mientras volaban alto por encima de los árboles, notaron que algo no estaba bien en su bosque. Las plantas, que antes estaban verdes y vibrantes, comenzaban a verse marchitas y tristes.

"Tico, ¿te das cuenta de lo que está pasando?" -dijo Lía, inquieta"¡Nuestro ecosistema no está feliz!"

"Sí, Lía. Necesitamos hacer algo. Vamos a visitar a nuestros amigos los productores: Don Rueda, la tortuga sabionda, y sus amigas, la flor sonriente y el robusto árbol abuelo." -respondió Tico con determinación.

Lía y Tico volaron rápidamente hacia la casa de Don Rueda, donde encontraron a la tortuga sentada bajo la sombra del árbol abuelo, leyendo un libro.

"¡Hola, Don Rueda!" -saludó Lía-. "Nuestro bosque no está bien. Las plantas se ven tristes. ¿Qué podemos hacer?"

"Ah, mis pequeños amigos, el ecosistema necesita un balance. Las plantas dependen del agua, el sol y nosotros también debemos cuidar nuestro hogar para que todos estemos felices," -respondió Don Rueda con su voz pausada y sabia.

Tico, curioso, preguntó:

"Pero, ¿cómo podemos ayudar?"

"Hay que invitar a más amigos a nuestro bosque. La amistad trae vida y alegría, y así podremos recuperar la vitalidad de nuestro ecosistema. ¡Vamos! Reunamos a todos!" -dijo Don Rueda, emocionándose.

Y así, Tico y Lía se pusieron en marcha. Comenzaron a invitar a sus amigos. Primero se encontraron con Susy, la flor sonriente, que estaba triste por la falta de polinización.

"¡Susy! ¡Ven con nosotros! ¡Tu risa y colores pueden animar el bosque!" -dijo Lía.

Luego, llamaron al árbol abuelo, quien siempre aconsejaba a los pequeños animales.

"Árbol Abuelo, ¿puedes hablar con las aves y los insectos para que todos vengan a ayudar?" -preguntó Tico.

"¡Por supuesto, pequeños! Un buen ecosistema necesita del trabajo de todos. ¡Vamos a darles la bienvenida!" -respondió el árbol con una sonrisa.

A medida que los animales y las plantas se reunían, comenzaban a trabajar juntos. Los pájaros traían semillas, las abejas ayudaban a polinizar, y todos juntos cuidaban el agua.

"¡Miren cómo renacen las plantas!" -gritó Lía, dando vueltas en el aire. Todos aplaudieron.

"El trabajo en equipo hace maravillas en nuestro ecosistema" -dijo el árbol abuelo, satisfecho.

Pero un día, una sombra oscura apareció en el cielo. Era una tormenta feroz que venía hacia el bosque. Todos se asustaron, pensaron que todo su esfuerzo se perdería.

"¿Qué haremos?" -preguntó Tico, preocupado.

"¡No tenemos que rendirnos! Tenemos que trabajar en equipo para proteger nuestro hogar!" -gritó Lía, llenándose de valor.

Reunieron a todos.

"Juntos, podemos hacer una barrera con las ramas y hojas para protegernos de la lluvia! ” -sugirió Don Rueda.

Y todos trabajaron en unidad, formando una gran fila de ramas y hojas. La tormenta comenzó a caer, pero gracias a su esfuerzo, su ecosistema resistió, y después de la lluvia el sol salió nuevamente.

"¡Hurra! ¡Lo logramos!" -gritó Susy, llena de alegría.

Y así, el bosque mágico revivió todo su esplendor con risas y cantos. Lía y Tico entendieron que el trabajo en equipo era esencial para cuidar su ecosistema. Aprendieron que si todos colaboraban, siempre podrían enfrentar cualquier desafío que viniera.

Desde ese día, en su maravilloso bosque, siempre había un lugar para la amistad y el cuidado de la naturaleza. Y así fue como Lía, Tico, Don Rueda, Susy y el árbol abuelo vivieron felices, en un ecosistema lleno de amor y vida.

FIN.

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