El bosque mágico de la amistad
Había una vez tres amigos llamados Leo, Beto y Lali. Eran inseparables y siempre se divertían juntos. Un día soleado decidieron ir al parque a jugar.
Se pusieron sus zapatos más cómodos y salieron corriendo hacia el parque. Llegaron al parque riendo y saltando de emoción. Había tantas cosas para hacer: columpios, toboganes, un lindo estanque con patitos nadando y hasta un carrusel colorido. "¡Vamos al carrusel primero!", exclamó Leo emocionado.
Los tres amigos subieron en el carrusel y dieron vueltas y vueltas mientras reían sin parar. Después de disfrutar del carrusel, decidieron explorar el resto del parque. Pasaron por los columpios, donde Beto se balanceó tan alto que casi tocaba las nubes.
Luego fueron al estanque a ver a los patitos nadando felizmente. Mientras observaban a los patitos, vieron algo interesante en la distancia: un hermoso globo aerostático flotando en el cielo azul como una enorme burbuja de colores brillantes.
"¡Vamos a buscar ese globo!", gritó Lali emocionada señalando hacia arriba. Sin pensarlo dos veces, los tres amigos comenzaron a correr tras el globo aerostático.
Estaban tan emocionados que no se dieron cuenta de lo lejos que se habían alejado del parque. Corrieron durante mucho tiempo hasta que finalmente llegaron a un bosque frondoso lleno de árboles altos y sombras misteriosas. "Uh-oh", dijo Leo preocupado, "Creo que nos hemos perdido".
Beto y Lali también se dieron cuenta de que estaban muy lejos del parque. Se miraron entre ellos con caras preocupadas. —"Tranquilos" , dijo Beto intentando mantener la calma, "Vamos a encontrar el camino de regreso. Solo debemos seguir el sol para saber hacia dónde ir".
Así que los tres amigos siguieron caminando en la dirección opuesta al sol, esperando encontrar una pista que los llevara de vuelta al parque. Caminaron y caminaron durante horas, pero no había señales del parque por ningún lado.
Estaban cansados y desanimados. "¿Qué vamos a hacer ahora?", preguntó Lali con lágrimas en los ojos. Leo pensó por un momento y luego sonrió. "¡Tengo una idea! Si subimos a ese árbol alto, tal vez podamos ver el parque desde arriba".
Los tres amigos treparon al árbol más alto que pudieron encontrar y miraron a su alrededor. Lo único que veían eran árboles interminables.
Justo cuando comenzaban a sentirse derrotados, escucharon un ruido familiar: era el carrusel del parque girando en la distancia. Los ojos de Leo se iluminaron de alegría. "¡Escuchen!", gritó emocionado, "¡Podemos escuchar el carrusel! ¡Está cerca!"Siguiendo el sonido del carrusel, finalmente encontraron su camino de regreso al parque.
Corrieron tan rápido como pudieron hasta llegar allí. Cuando llegaron al parque, sus rostros reflejaban felicidad y alivio. Se abrazaron y prometieron nunca más perderse.
Aprendieron una valiosa lección ese día: es importante estar atentos a su entorno y no alejarse demasiado sin tener un plan. Pero también aprendieron que, incluso en momentos difíciles, siempre pueden encontrar una solución si trabajan juntos y se apoyan mutuamente. Desde entonces, Leo, Beto y Lali siguieron siendo los mejores amigos del mundo.
Y cada vez que jugaban en el parque, recordaban la aventura de perderse y cómo lograron encontrar su camino de regreso.
FIN.