El bosque mágico de Romeo



Romeo era un niño curioso y aventurero que le encantaba explorar el mundo a su alrededor. Un día, decidió ir al parque a jugar y disfrutar del aire libre.

Mientras correteaba por el pasto, vio una hermosa mariposa revoloteando de flor en flor. Fascinado por su belleza, decidió seguirla para observarla de cerca. - ¡Qué bonita eres! -exclamó Romeo mientras la mariposa volaba alegremente.

Embelesado por la mariposa, Romeo se adentró más y más en el bosque del parque, sin darse cuenta de que se estaba alejando mucho de su camino. Cuando finalmente levantó la vista, notó que ya no reconocía ningún lugar a su alrededor. - Oh no, me he perdido -murmuró con preocupación.

Intentando mantener la calma, Romeo recordó lo que le habían enseñado en la escuela sobre qué hacer si alguien se pierde. Se detuvo en seco y trató de escuchar algún ruido familiar que lo guiara de regreso al parque principal.

Sin embargo, antes de poder orientarse nuevamente, divisó entre los árboles a lo lejos una figura imponente: ¡un león! El corazón de Romeo comenzó a latir con fuerza y sintió un miedo como nunca antes había experimentado.

- ¡Ayuda! ¡Un león! -gritó Romeo mientras corría desesperadamente en dirección opuesta al felino. El pequeño corrió todo lo que sus piernas podían darle hasta llegar a un claro donde encontró refugio detrás de un gran roble.

Jadeante y asustado, intentaba controlar su respiración agitada mientras pensaba qué hacer a continuación. Fue entonces cuando escuchó una voz amable proveniente detrás del árbol:- ¿Estás bien, amigo? Pareces haber visto un fantasma -dijo una ardilla traviesa asomándose con curiosidad.

Romeo miró sorprendido a la ardilla y luego soltó un suspiro aliviado al ver que no era el temible león quien se acercaba hacia él. Con voz temblorosa pero decidida respondió:- Me he perdido persiguiendo una mariposa y luego vi un león...

Estoy muy asustado y no sé cómo volver a casa. La ardilla sonrió comprensiva y sugirió:- Tranquilo, te ayudaré a encontrar tu camino de regreso. Pero primero debemos pensar con claridad.

¿Recuerdas por dónde viniste? Romeo cerró los ojos e hizo memoria tratando de visualizar el recorrido desde que siguió a la mariposa hasta escapar del león. Poco a poco fue recordando los lugares por donde pasaron juntos: el lago con los patos, el puente de piedra...

Con paciencia y astucia, la ardilla guió a Romeo paso a paso por el laberinto del bosque hasta llegar nuevamente al sendero principal que conducía al parque central. Allí encontraron finalmente a los padres preocupados buscándolo incansablemente.

- ¡Romeo! ¡Hijo mío! ¿Estás bien? -exclamaron sus padres corriendo hacia él con lágrimas en los ojos. Romeo abrazó fuertemente a sus padres mientras contaba emocionado toda la aventura vivida en aquel día tan especial para él.

Agradeció infinitamente tanto a la valiente ardilla como también aprendió una importante lección: nunca perderse significa prestar atención al entorno y pedir ayuda cuando sea necesario.

Desde ese día en adelante, cada vez que veía una mariposa revoloteando cerca recordaba aquella inolvidable experiencia que lo marcó para siempre como un niño valiente capaz de superar cualquier obstáculo junto con amigos inesperados.

FIN.

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