El bosque mágico de Sofía
Había una vez una niña llamada Sofía, de cabellos dorados y ojos brillantes como el sol.
Un día, mientras paseaba por el bosque encantado, se distrajo tanto con las flores y los animalitos que no se dio cuenta de que había perdido el camino de regreso a casa. Sofía comenzó a caminar sin rumbo fijo, pero cuanto más caminaba, más se adentraba en el espeso bosque.
La niña bonita empezó a sentir miedo y lágrimas brotaron de sus ojos. En ese momento, escuchó un ruido extraño detrás de un árbol. Se acercó sigilosamente y descubrió a un pequeño conejito llorando. - ¿Qué te pasa? - preguntó Sofía preocupada.
El conejito le explicó que también estaba perdido y no sabía cómo volver a su madriguera. Sofía decidió ayudarlo y juntos continuaron su travesía por el bosque. Mientras avanzaban, encontraron un arroyo cristalino en donde vieron nadar a unos pecesitos muy tristes.
- ¿Por qué están tan tristes? - preguntó Sofía con curiosidad. Los peces le contaron que habían perdido la dirección del río principal y ahora estaban atrapados en aquel arroyo sin saber cómo salir. Sofía les prometió ayudarles también y así siguieron su camino.
De repente, escucharon risas provenientes del otro lado del bosque. Al acercarse vieron a unos monos saltando de árbol en árbol muy felices. - ¡Hola! ¿Por qué están tan contentos? - preguntó Sofía intrigada.
Los monos le dijeron que habían encontrado un mapa con el cual habían logrado encontrar su hogar en lo alto de los árboles. Sofía les pidió que le prestaran el mapa y ellos, amables como eran, accedieron a hacerlo.
La niña bonita se dio cuenta de que el mapa tenía una ruta marcada hacia la salida del bosque. Siguiendo las indicaciones del mapa, Sofía y sus nuevos amigos comenzaron a caminar decididos hacia la libertad.
En su camino, encontraron varios obstáculos y peligros: un río muy caudaloso, una cueva oscura y misteriosa, e incluso una tormenta furiosa. Pero juntos lograron superar cada uno de estos desafíos, siempre recordando la importancia de trabajar en equipo y mantenerse positivos.
Finalmente, después de muchas aventuras y enseñanzas aprendidas en el camino, llegaron al final del bosque. Allí estaban sus familias esperándolos con los brazos abiertos.
Sofía se dio cuenta de que no solo había ayudado a sus amigos animales a encontrar sus hogares, sino que también había encontrado su propio camino de regreso junto a ellos. A partir de ese día, nunca más se sintió perdida o sola porque sabía que siempre tendría amigos dispuestos a ayudarla cuando lo necesitara.
Y así es como la valiente niña bonita aprendió la importancia del compañerismo y descubrió que siempre hay soluciones para los problemas si nos apoyamos mutuamente.
Desde aquel día en adelante, Sofía vivió feliz rodeada de amor y amistad en aquel maravilloso bosque encantado.
FIN.