El Bosque Mágico y el Viaje en el Tiempo



Era un hermoso día en el Bosque de la Amistad, un lugar donde los árboles susurraban secretos y los animales hablaban como si fueran amigos de toda la vida. En el corazón del bosque, un grupo de niños se reunía todos los días después de la escuela. Entre risas y juegos, su amistad se fortalecía más y más.

Un día, mientras exploraban, encontraron una cueva oculta detrás de unas ramas viejas. "¿Qué habrá ahí dentro?"-, preguntó Lucía, la más curiosa del grupo. "¡Vamos a ver!"-, respondió Mateo, saltando de emoción. Los niños se miraron entre sí y, llenos de valentía, entraron a la cueva.

Dentro de la cueva, encontraron un viejo baúl cubierto de polvo. Mientras intentaban abrirlo, un destello de luz iluminó el lugar y, con un suave ruido, la tapa se levantó. Sorprendidos, los niños encontraron un misterioso objeto brillante: un reloj de bolsillo antiguo. "¿Qué será esto?"-, se preguntóAna, mientras lo sostenía entre sus manos.

De repente, un mago de aspecto simpático apareció ante ellos. "¡Hola, mis pequeños aventureros!"-, exclamó el mago con una sonrisa. "Soy el Mago Timeo, y ese es un reloj mágico. Puede llevarlos a cualquier momento en el tiempo, pero deben usarlo con sabiduría."-

"¿Podemos irnos a cualquier época?"-, preguntó Mateo, con ojos brillantes. "Sí, pero deben elegir bien el momento, porque el tiempo es valioso y puede cambiar muchas cosas"-, explicó el mago.

Los niños pensaron en lugares y momentos en la historia que deseaban visitar. Finalmente, acordaron: "¡Vamos a épocas de amistad y solidaridad!"-. El mago sonrió y giró el reloj. En un instante, todo se volvió un torbellino de colores.

Cuando el torbellino se despejó, se encontraron en un pequeño pueblo en la época medieval. Las casas eran de piedra y la gente vestía trajes antiguos. "¡Miren, hay una feria!"-, gritó Lucía. Los niños corrieron hacia la feria, donde vieron a un grupo de aldeanos luchando y discutiendo por un malentendido.

"¿Por qué están peleando?"-, preguntó Ana. Uno de los aldeanos respondió: "Creemos que otro va a robar nuestro puesto en la feria"-. Los niños se miraron y decidieron intervenir.

"¡Esperen!"-, gritó Mateo. "No necesitan pelear, ¿por qué no se ayudan unos a otros?"-

"¿Ayudarnos?"-, preguntaron sorprendidos los aldeanos.

"Sí, ¡los dos puestos pueden unirse y hacer algo más grande!"-, sugirió Lucía entusiasmada. Al principio, algunos aldeanos dudaron, pero los niños les enseñaron a colaborar y a compartir. Al final, lograron unir sus puestos y crear una hermosa feria. Todos rieron, bailaron y, lo más importante, se hicieron amigos.

Cuando llegó la hora de regresar, el Mago Timeo apareció nuevamente. "¿Cómo les fue?"-, preguntó con curiosidad.

"¡Fue increíble!"-, exclamaron los niños a la vez. "Vimos cómo la amistad puede resolver conflictos"-. El mago sonrió y, girando el reloj, los llevó de regreso al Bosque de la Amistad.

De vuelta en el bosque, los niños se sintieron diferentes. "¿Qué tal si hacemos algo especial hoy?"-, sugirió Ana. Y así, decidieron organizar una feria en su propio bosque, invitando a todos sus amigos y vecinos. El evento fue un éxito, lleno de juegos, comida y risas. Los aldeanos de la época medieval también llegaron, ya que Timeo los había traído para compartir nuevamente, mostrando el poder de la amistad a través del tiempo.

Así, los niños aprendieron que, a veces, el verdadero viaje en el tiempo no es solo a través de momentos de la historia, sino a través de las experiencias que compartimos y las amistades que forjamos en el presente. Desde ese día, el Bosque de la Amistad nunca dejó de ser un lugar donde todos aprendían, se ayudaban y compartían, construyendo una maravillosa comunidad.

FIN.

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