El Bosque Olvidado



Era una vez un bosque que, cada otoño, se llenaba de hojas de colores brillantes: rojas, naranjas y amarillas. Sin embargo, ese año, algo extraño sucedió. Las hojas de los árboles no cayeron. Los animales del bosque, preocupados, se reunieron para discutir qué hacer.

En el centro del bosque, Mili, una ardilla curiosa, fue la primera en hablar. "No entiendo, ¿dónde están las hojas? Este otoño no es como los demás. Todo se ve tan gris y triste."

El sabio búho Don Tito se posó en una rama y dijo: "Las hojas son importantes, pero hay algo más grande en juego aquí. Tal vez debamos averiguar por qué no han caído."

Los animales se miraron, algunos asintieron, mientras que otros mostraban signos de preocupación. Hugo, el conejo aventurero, saltó hacia adelante. "¡Yo me ofrezco a explorar! ¡Voy a subir la colina más alta y ver si hay alguna señal!"

"¡Yo voy contigo!" gritó Mili, emocionada. Ambos comenzaron su aventura, dejando atrás al grupo.

A medida que subían, se dieron cuenta de que el aire se sentía diferente, más frío y denso. Cuando llegaron a la cima de la colina, encontraron una antigua cabaña cubierta de enredaderas. Se acercaron y escucharon una voz suave que provenía del interior.

"¿Quién anda ahí?" preguntó la voz. Era una anciana, la guardiana del bosque, que llevaba años cuidando de todos los árboles.

"Soy Mili, la ardilla, y este es Hugo, el conejo. Hemos venido a preguntar por las hojas del bosque. No hay colores en otoño, todo está triste."

La guardiana sonrió. "Ah, queridos amigos. Este año he estado demasiado ocupada. Los árboles no han podido soltar sus hojas porque necesitan un poco de ayuda. Suelen dejar caer las hojas para que otro mundo renazca, pero este año no han podido hacerlo."

Mili, muy sorprendente, preguntó:

"¿Podemos ayudarles?"

"Así es," contestó la anciana. "Necesitan amor y cuidado, y solo ustedes pueden dárselo."

Hugo miró a Mili y dijo: "¡Vamos a hacerlo! Podemos hablar con cada árbol y recordarles lo valiosos que son."

Así que decidieron regresar al bosque, donde comenzaron a hablar con todos los árboles.

"¡Hola, gran roble!" dijo Mili. "Tus hojas son hermosas y el bosque te necesita, ¿podrías dejarlas caer?"

"Pero, ¿y si no tengo hojas el próximo año?" respondió el roble.

"No te preocupes. Las hojas volverán a crecer si te dejas cuidar y a cambiar,"

Hugo fue hacia un sauce llorón. "Señor Sauce, su tristeza embellece el otoño, pero su luz se apagará si no permite que los demás compartan su belleza."

El sauce se estiró, escuchando cada palabra, y poco a poco, todos los árboles comenzaron a unirse. Agradecieron a Mili y Hugo por su esfuerzo, recordando que cada uno tenía su propio lugar en el bosque. Juntos, decidieron liberar sus hojas, comenzando así el ciclo de vida y renacimiento.

De repente, un viento suave sopló y las hojas comenzaron a caer. Rojo, naranja, amarillo: el bosque se llenó una vez más de color. ¡Era un espectáculo sensacional!

Los animales de bosque aplaudieron, todos sorprendidos por la transformación.

"¡Hurra por Mili y Hugo!" gritó la liendra, el mismo que antes estaba preocupado.

"¡Sí! ¡Gracias por recordarnos lo importante que somos unos para otros!" añadieron otros árboles.

La anciana apareció entre los árboles, sonriendo y agradecida. "Ahora, cada otoño, aprenderemos a cuidar de nosotros mismos y de nuestro bosque. La diversidad de nuestras hojas es lo que hace que la vida sea hermosa."

Mili y Hugo se sintieron felices. Habían aprendido que cada criatura, planta y árbol tiene su papel especial, y que, juntos, pueden comenzar de nuevo. Así, el bosque se convirtió en un lugar lleno de color, amor y amistad para siempre.

Desde aquel día, cada otoño, el bosque hizo una gran celebración para recordar que la unión y el amor son lo que verdaderamente importa, y que todos, sin excepción, pueden brillar con su luz única. Cada hoja caída se convirtió en un símbolo de renacimiento, enseñando a las nuevas generaciones la importancia de cuidarse unos a otros, sin importar las diferencias.

Y así fue como Mili, la ardilla curiosa, y Hugo, el conejo aventurero, transformaron el Bosque Olvidado en el Bosque de los Colores, donde las hojas caen danzando cada otoño, llenando el aire de alegría y amistad.

Fin.

FIN.

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