El Bosque que Se Apagó
Había una vez un bosque muy grande lleno de árboles altos, flores de colores y pájaros cantores. Los animales vivían tranquilos, y todo era muy bonito. El sol brillaba, y el aire era fresco y limpio.
Un día, en medio de todo ese esplendor, llegó un pequeño colibrí llamado Tico. Tico era muy curioso y siempre estaba en busca de aventuras. Un día, decidió volar más allá de su hogar habitual.
"¿Qué habrá en el otro lado del bosque?" - se preguntó.
Tico voló y voló, hasta que llegó a un lugar oscuro y triste. Allí, se dio cuenta de que un gran árbol había caído y había causado que todo se apagara, como si el sol ya no pudiera brillar allí. Los pájaros no cantaban, y las flores estaban marchitas.
"¡Oh no!" - murmuró Tico "Este lugar necesita ayuda".
Decidido a hacer algo, Tico voló de regreso al bosque alegre y reunió a sus amigos: la tortuga Tina, el conejo Royo y la ardilla Susi.
"Amigos, debemos ayudar a encender la luz en el bosque que se apagó" - dijo Tico, entusiasmado.
"Pero, ¿cómo lo haremos?" - preguntó Royo, preocupado.
"Podemos plantar nuevas semillas y cuidar el lugar hasta que vuelva a brillar" - sugirió Susi.
"Sí, ¡eso es!" - exclamó Tina "Podemos hacer un gran esfuerzo juntos!".
Los amigos se pusieron manos a la obra. Cada mañana, llevaban semillas al bosque apagado y comenzaban a plantar. Tico volaba por encima de ellos, asegurándose de que todos los lugares tuvieran suficiente tierra y luz.
Un día, mientras debían regar las semillas, Tico notó que algo faltaba. "¿Y si el agua no llega a las plantas?" - comentó, preocupado. Entonces, decidieron hacer un plan para recolectar agua de la fuente del bosque alegre.
"¡Vamos a hacer una cadena de animales!" - sugirió Susi. Así, Royo corría hacia la fuente mientras los demás le pasaban cubos hechos con hojas y ramas.
Poco a poco, el agua recorrió el camino y fue llegando a cada semilla. Con cada día que pasaba, los brotes comenzaron a asomarse del suelo.
"¡Miren!" - gritó Tina emocionada "¡Ya están creciendo!".
Los amigos se llenaron de alegría. Así siguieron cuidando el lugar día tras día. Las flores empezaron a florecer en colores vibrantes, y el canto de los pájaros volvió a resonar en el aire.
"Esto es mágico," - dijo Royo, mirando a su alrededor.
Un día, cuando el sol brillaba de nuevo, decidieron celebrar con una gran fiesta para todos los animales del bosque. Invitaron a los pájaros, ciervos, y hasta a los insectos. Todos estaban felices de ver cómo el bosque había renacido.
"¡Gracias, Tico!" - le dijo una mariposa que revoloteaba "Sin tu curiosidad y determinación, este lugar seguiría apagado".
Tico sonrió y miró a sus amigos.
"No hubiera sido posible sin cada uno de ustedes. Juntos somos más fuertes".
Desde ese día, el bosque siempre recordó cómo la unión y el esfuerzo de todos lo habían traído de vuelta a la vida. Y así, los animales aprendieron que aunque a veces las cosas se pueden ver oscuras, siempre hay una manera de volver a encender la luz.
A partir de entonces, Tico no solo exploraba, sino que también compartía historias sobre la importancia de cuidar de su hogar, ese hermoso bosque que nunca más se apagaría.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.