El Bosque Renacido


Había una vez en el hermoso bosque de Villa Madera, una niña llamada Macha y su fiel amigo Oso. Macha era una niña curiosa y valiente, siempre dispuesta a explorar nuevas aventuras.

Oso, por otro lado, era un oso grande y amable que cuidaba de ella como si fuera su propia hija. Un día soleado, mientras caminaban por el bosque, escucharon un ruido extraño proveniente de lo profundo del bosque.

Macha se emocionó al instante y le dijo a Oso:- ¡Oso! ¿Escuchaste eso? Vamos a averiguar qué es. Oso asintió con entusiasmo y juntos se adentraron en el misterioso sonido.

Caminaron durante horas hasta llegar a un claro donde encontraron a un grupo de animales tristes y preocupados. - ¡Hola! Soy Macha y este es mi amigo Oso. ¿Qué les pasa? - preguntó Macha con ternura. El conejito Timoteo se acercó llorando y explicó:- Nuestro querido árbol sagrado ha sido cortado por los leñadores malvados.

Ahora no tenemos hogar ni alimento. Macha miró con determinación a Oso y dijo:- No te preocupes, amigos animales. Vamos a encontrar una solución para ayudarlos.

Juntos idearon un plan: construirían casas temporales para los animales sin hogar hasta que pudieran encontrar una solución permanente. Con la ayuda de todos los animales del bosque, trabajaron arduamente para terminar las casitas antes de que anochezca. Cuando terminaron, Macha se dio cuenta de que algo faltaba.

Miró a su alrededor y vio a un pequeño pajarito solitario en una rama cercana. - Oso, tenemos que ayudar también al pajarito. No puede quedarse solo aquí - dijo Macha preocupada. Oso sonrió y le respondió:- Tienes razón, Macha.

Vamos a construirle un nido acogedor para que se sienta seguro. Macha y Oso buscaron ramitas y hojas secas para hacer el nido perfecto. Cuando terminaron, colocaron al pajarito dentro del nido y lo miraron con cariño.

De repente, un rayo de luz brillante iluminó el claro del bosque. Todos los animales miraron asombrados cómo el árbol sagrado comenzaba a crecer nuevamente desde sus raíces cortadas.

El árbol sagrado les habló con una voz suave pero poderosa:- Gracias por cuidar de los más vulnerables en mi ausencia. Os bendigo con mi protección eterna. Macha y Oso se abrazaron emocionados mientras todos los animales celebraban la renovación del bosque.

A partir de ese día, Macha prometió siempre cuidar de la naturaleza y ayudar a los demás seres vivos. Y así fue como Macha y Oso aprendieron que incluso las acciones más pequeñas pueden tener un impacto enorme en el mundo que nos rodea.

Juntos enseñaron a todos la importancia de la amistad, la solidaridad y el respeto hacia la naturaleza.

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