El Bosque Resplandeciente


Había una vez en un bosque encantado, donde los árboles crecían tan altos que parecían tocar el cielo y el agua de los arroyos brillaba como cristales.

En este mágico lugar vivían muchos animales felices, como el zorro astuto, la liebre saltarina y el búho sabio. Un día, una sequía terrible golpeó al bosque. El sol ardiente no daba tregua y el agua de los arroyos comenzó a escasear.

Los árboles se marchitaban y los animales estaban preocupados por lo que podría suceder si no encontraban una solución pronto. "¡Oh no! ¡El bosque se está secando!", exclamó la liebre con lágrimas en los ojos.

El búho, con su mirada profunda, propuso una idea: buscar al espíritu del agua para pedirle ayuda. Todos los animales asintieron emocionados y decidieron emprender esa peligrosa aventura. Caminaron durante días por senderos desconocidos hasta llegar a una cascada majestuosa donde habitaba el espíritu del agua.

Una hermosa sirena emergió de entre las aguas y les habló con voz melodiosa:"¿Qué hacen aquí, criaturas del bosque?"Los animales explicaron la difícil situación que enfrentaban y suplicaron por su ayuda.

La sirena escuchó atentamente y les dijo que solo podrían salvar al bosque si demostraban ser dignos de recibir su bendición. "Deberán superar tres pruebas que pondrán a prueba su valentía, inteligencia y trabajo en equipo", les advirtió la sirena antes de desaparecer entre las aguas cristalinas.

La primera prueba consistía en encontrar la flor más rara del bosque, aquella que solo florecía una vez cada cien años. El zorro astuto usó su olfato agudo para dar con ella escondida entre la maleza espesa.

La segunda prueba era resolver un acertijo complicado planteado por el búho sabio. Gracias a la astucia de la liebre saltarina lograron descifrarlo trabajando juntos. Finalmente, la tercera prueba requería construir un canal para llevar agua desde la cascada hasta el corazón del bosque reseco.

Todos los animales pusieron manos a la obra: el zorro excavaba con rapidez, la liebre transportaba piedras y ramas, mientras que el búho supervisaba desde lo alto.

Después de mucho esfuerzo y cooperación, lograron completar el canal justo a tiempo antes de que las últimas gotas se agotaran en el bosque sediento. De repente, un torrente de agua pura fluyó hacia los árboles marchitos devolviéndoles vida y color.

El espíritu del agua apareció nuevamente frente a ellos con una sonrisa radiante:"Han demostrado ser verdaderos guardianes del medio ambiente al trabajar juntos para proteger este precioso lugar. Que esta lección perdure por siempre en sus corazones.

"Desde ese día en adelante, los animales cuidaron con amor su hogar compartiendo la importancia de respetar y preservar el medio ambiente con todos aquellos que visitaban el maravilloso bosque encantado.

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