El Bosque Sin Agua



Era un hermoso día en el Bosque Duende, un lugar lleno de magia, donde los árboles eran altos y verdes, y las flores tenían colores brillantes. Sin embargo, en esta ocasión, algo preocupante estaba sucediendo. Las hadas y los duendes se habían dado cuenta de que su fuente de agua se había secado. El arroyo que atravesaba el bosque era solo un recuerdo de lo que solía ser.

-Los cisnes no pueden nadar, ¡y las flores se están marchitando! –exclamó Lira, una de las hadas más traviesas, mientras revoloteaba nerviosa entre las ramas.

-Tenemos que hacer algo, pero¿qué podemos hacer sin agua? –respondió Tirano, un duende trabajador, rascándose la cabeza angustiado.

-Podríamos buscar el Manantial Escondido, el que le dio vida al bosque hace muchos años –propuso Lira, su voz llena de esperanza.

-A veces la gente dice que no existe, pero si nos unimos, podríamos encontrarlo –agregó Tirano, motivando a sus amigos.

Así, Lira y Tirano convocaron a todos los habitantes del bosque: las mariposas, los gnomos, y hasta a los árboles sabios.

-Tenemos que ponernos manos a la obra –anunció el Gran Roble, que siempre tenía sabias palabras que ofrecer. –La comunidad debe unirse si queremos restaurar nuestro hogar.

Con la idea del Manantial Escondido en mente, los duendes y las hadas comenzaron la búsqueda. Recorrieron el bosque de un extremo a otro, enfrentándose a desafíos en el camino. Se encontraron con rocas gigantes, caminos enredados y hasta con alguna que otra nube gris que los desanimaba.

-¿No sería mejor quedarnos aquí y esperar que la lluvia caiga? –sugirió uno de los gnomos, cansado de caminar.

-No, debemos intentarlo. ¡Si esperamos, podría ser tarde! –contestó Lira, llena de determinación.

Después de días de búsqueda, los amigos llegaron a una cueva oscura. De repente, escucharon un murmullo que provenía de dentro, como si el bosque les hablara.

-¡Escuchen! ¡Es el Agua del Manantial! –gritó Tirano mientras se asomaba.

-¿Y si está custodiado por un dragón? –dijo otro duende, temblando de miedo.

-¿Y si está custodiado por un dragón? –repitió Lira, dándole un vistazo a la cueva –Sigamos adelante, seamos valientes.

Entonces, decidieron entrar, y para su sorpresa, no encontró dragón sino a un viejo espantapájaros, triste y olvidado.

-¿Quiénes son ustedes? –preguntó el espantapájaros con voz temblorosa.

-Somos del Bosque Duende y hemos venido a buscar agua –respondió Lira.

-¡No tengo agua! –dijo el espantapájaros, su tristeza aún más evidente. –Solo tengo recuerdos de un tiempo mejor.

-¿Recuerdos? –dijo Tirano, curioso. –Cuéntanos.

-Esto era un manantial mágico –comenzó el espantapájaros –Hasta que me olvidaron, porque tecnológicamente la gente ya no venía aquí. Pero tengo una idea: si se unen a mí, podemos devolver la vida a este lugar.

Todos miraron con asombro al espantapájaros.

-¿Pero cómo? –preguntó Lira.

-Si colocan sus manos sobre mí y llenan su corazón de amor por el bosque, el agua volverá a fluir. La alegría y la generosidad pueden hacer llover, ¡y no solo del cielo! –respondió el espantapájaros.

Así que todos, sin dudarlo un instante, se unieron de la mano y, mientras cerraban los ojos, comenzaron a recordar momentos felices en el bosque, las risas, los juegos y la amistad que compartían.

De repente, abrieron los ojos y, como por arte de magia, comenzaron a sentir el frescor del agua fluyendo a sus pies, el manantial empezaba a despertar. El agua brotó con fuerza, inundando el bosque de vida nuevamente.

-¡Lo logramos! –gritó Lira, bailando de alegría mientras las flores renacían a su alrededor.

-Pero no debemos olvidarnos del espantapájaros –dijo Tirano.

-¡Claro! –respondieron todos a la vez. –¿Qué hacemos para que nunca más te olviden?

-Lleven amor en su corazón, cuenten mis historias y jamás se olviden de cuidar su hogar –dijo el espantapájaros, sonriendo por primera vez.

Desde ese día, el bosque resplandeció con colores jamás vistos, y cada niño que pasaba por el lugar escuchaba las aventuras de Lira, Tirano y el viejo espantapájaros. Y así, el Bosque Duende se convirtió en un lugar donde el agua nunca más faltaría, siempre lleno de amor y felicidad.

Y todos aprendieron que, aunque las cosas se puedan poner difíciles, siempre hay que intentar, unirse y tener fe en un futuro mejor.

FIN.

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