El botiquín mágico



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, un niño llamado Mateo que siempre soñaba con ser un gran mago. Un día, Mateo encontró un botiquín en el desván de su casa, pero no era un botiquín común.

Este botiquín estaba lleno de remedios mágicos que habían pertenecido a su bisabuelo, un famoso mago.

Al abrir el botiquín, Mateo encontró una poción para la valentía, un ungüento para la creatividad, un elixir para la amistad y muchas otras pociones mágicas. Mateo decidió usar estas pociones para ayudar a los demás. En su primer día de escuela, Mateo notó que su amiga Lola estaba triste porque había perdido su osito de peluche.

Sin dudarlo, Mateo usó el elixir de la perseverancia para ayudar a Lola a buscar su osito por todo el colegio. Después de una larga búsqueda, encontraron al osito escondido entre los libros de la biblioteca.

Lola, agradecida, le dijo a Mateo: -¡Eres el mejor amigo del mundo! Mateo sonrió, sabiendo que había hecho algo bueno. A medida que pasaba el tiempo, Mateo seguía usando las pociones mágicas para ayudar a las personas de su pueblo.

Un día, el alcalde del pueblo le pidió a Mateo que usara sus poderes mágicos para solucionar un problema: un árbol antiguo estaba marchitándose y necesitaba ser salvado. Mateo utilizó el ungüento de la creatividad para encontrar una manera de salvar el árbol.

Después de mucho pensarlo, descubrió que regar el árbol con agua de un manantial cercano le devolvería la vitalidad. El plan funcionó y el árbol volvió a florecer, llenando al pueblo con alegría.

Todos en el pueblo empezaron a llamar a Mateo 'El Mago de los Remedios', y Mateo se sentía muy orgulloso de poder usar su magia para hacer el bien. Finalmente, descubrió que la verdadera magia no estaba en las pociones del botiquín, sino en su corazón bondadoso y el deseo de ayudar a los demás.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!