El Brillo de Danielita
Había una vez una hermosa niña llamada Danielita que vivía en un pequeño pueblo. Danielita no podía ver, pero tenía el corazón más grande del mundo. Sin embargo, había algo que la hacía sentir triste: en su escuela, sus compañeros no querían jugar con ella.
Un día, mientras Danielita escuchaba el sonido de sus compañeros riendo y jugando en el recreo, un nuevo niño llegó a la escuela. Su nombre era Tobi y, al igual que Danielita, no podía ver.
Cuando Tobi entró al patio, Danielita lo escuchó y, al acercarse, le dijo:
"Hola, soy Danielita. ¿Te gustaría jugar conmigo?"
Tobi, feliz, respondió:
"¡Sí! Me encantaría. Nunca pensé que encontraría a alguien como yo aquí."
Desde ese día, Danielita y Tobi se volvieron inseparables. Caminaban juntos por el patio, compartían risas y aventuras. Se ayudaban mutuamente a conocer su entorno y, juntos, exploraban su imaginación.
Un día, mientras jugaban a contar historias, Tobi le dijo:
"Danielita, ¿por qué no hacemos un juego nuevo? Podemos inventar un cuento sobre un príncipe valiente que salva a una princesa."
"¡Eso suena genial! Pero, ¿qué tal si el príncipe también es una princesa?", dijo Danielita con entusiasmo.
Ambos estaban tan emocionados que comenzaron a crear su historia, llenándola de dragones, bosques encantados y magia. Pero cuando terminaron, se dieron cuenta de que a su alrededor, los otros chicos todavía no jugaban con ellos.
Un día, mientras Danielita y Tobi estaban en el aula, escucharon a un compañero, Lucas, que parecía muy preocupado. Él tenía un examen y no podía resolver un problema de matemáticas. Danielita, al darse cuenta de que Lucas necesitaba ayuda, se acercó y le preguntó:
"Hola, Lucas. ¿Te gustaría que te ayudáramos?"
Lucas, un poco sorprendido, contestó:
"¿Ustedes pueden ayudarme? Estoy tan confundido. Siempre me dicen que las matemáticas son difíciles para mí."
Tobi sonrió y dijo:
"No te preocupes, Lucas. A veces, lo difícil se vuelve fácil cuando alguien te explica con diferentes palabras. Vamos a intentarlo juntos."
Con paciencia y amabilidad, Danielita y Tobi explicaron el problema a Lucas. Usaron objetos y sonidos para hacer las matemáticas más divertidas e interactivas.
Poco a poco, Lucas comenzó a entender, y con una gran sonrisa, exclamó:
"¡Lo logré! Gracias, chicos. ¡Hicieron que todo fuera mucho más fácil!"
A partir de ese momento, la noticia se esparció por la escuela. Los compañeros de Danielita y Tobi empezaron a acercarse para pedirles ayuda también. Se dieron cuenta de que Danielita y Tobi no solo eran buenos amigos, sino que también podían enseñarles cosas valiosas.
Un día, la maestra decidió hacer una actividad especial. Todos los alumnos debían formar equipos y presentar un proyecto sobre su animal favorito. Al ver que todos se agruparon y que Danielita y Tobi no tenían equipo, una de las chicas se acercó:
"Chicos, ¿quieren trabajar con nosotros? Podemos hacer un gran proyecto sobre los lobos."
A medida que avanzaban con el proyecto, Danielita y Tobi se sintieron muy felices de ser parte del grupo. Finalmente, el día de las presentaciones, todos estaban entusiasmados. Danielita tomó la palabra:
"Queremos contarles sobre la importancia de los lobos en el ecosistema. Sin ellos, muchos animales se multiplicarían y eso sería un problema."
Los demás chicos aplaudieron después de la presentación. Al finalizar, la maestra comentó:
"Estoy muy orgullosa de todos ustedes. ¡Han aprendido a trabajar juntos y a apoyarse!"
Esa fue una lección de amistad y colaboración que nadie olvidaría.
Danielita y Tobi se dieron cuenta de que, a pesar de no poder ver, su fuerza y su unión los hacían brillar como nadie más. Finalmente, todos en la escuela aprendieron que la amistad y la empatía son más valiosas que cualquier cosa.
Así, Danielita dejó de sentirse sola, y el patio de la escuela se llenó de risas y juegos, donde todos eran bienvenidos, sin importar sus diferencias.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.