El brillo de Estiff
En la ciudad de Segovia vivía un niño llamado Estiff. Estiff era autista y muy inteligente. Sin embargo, en su antigua escuela no estaban cumpliendo con su derecho a recibir la educación y atenciones especiales que él merecía. Esto estaba apagando su brillo. Su madre, preocupada por su bienestar, decidió cambiarlo de escuela en busca de un lugar donde Estiff pudiera brillar.
Al llegar a su nueva escuela, Estiff se sentía nervioso. Sin embargo, apenas puso un pie en el aula, fue recibido por una maestra amable y comprensiva, la Señorita Elena.
- Hola, Estiff. Soy la Señorita Elena. Estoy aquí para ayudarte en todo lo que necesites.
Estiff asintió tímidamente, sintiéndose un poco más tranquilo. A medida que pasaban los días, la Señorita Elena se dio cuenta del potencial de Estiff y de su necesidad de recibir atención especial. Ella se puso en contacto con la maestra de apoyo, la Señorita Ana, quien comenzó a trabajar con Estiff en ejercicios diseñados especialmente para él.
Pronto, Estiff conoció a Martín, un compañero de clase que compartía su amor por los dinosaurios. Juntos, pasaban horas hablando y aprendiendo sobre estas fascinantes criaturas. Martín no solo era su amigo, sino que también se convirtió en su defensor en el patio de recreo, asegurándose de que Estiff se sintiera incluido en los juegos.
A medida que pasaba el tiempo, Estiff comenzó a brillar. Gracias al apoyo de la Señorita Elena, la Señorita Ana y su querido amigo Martín, Estiff se sentía más confiado y feliz en la escuela. Empezó a participar en las lecciones, a hacer amigos y a demostrar sus increíbles habilidades.
Pronto, llegó el día de la presentación de proyectos. Estiff, con el aliento de sus maestras y el apoyo de Martín, decidió hablar sobre los dinosaurios. Su presentación fue tan apasionada y llena de conocimiento que impresionó a todos en el salón. Estiff brilló como nunca antes lo había hecho.
Esa noche, mientras Estiff se preparaba para dormir, su mamá entró a su habitación con una enorme sonrisa en el rostro.
- Estoy tan orgullosa de ti, Estiff. Has brillado como nunca antes.
Estiff sonrió y se sintió feliz. Sabía que, con el apoyo adecuado, podía alcanzar cualquier cosa. Desde ese día, Estiff siguió brillando en su nueva escuela, rodeado de amigos que lo valoraban y maestras que creían en él. Juntos, enfrentaban cada desafío con valentía, sabiendo que el brillo de Estiff nunca se apagaría.
FIN.