El brillo de Gabriel



Había una vez en la ciudad de Buenos Aires un niño llamado Gabriel, un pequeño lleno de alegría y color que desde muy chiquito sabía que era diferente a los demás.

A Gabriel le encantaban las drag queens, esas artistas maravillosas que brillaban en el escenario con sus vestidos brillantes y su maquillaje espectacular. Un día, Gabriel decidió ir a una discoteca gay donde sabía que se presentarían algunas drag queens.

Estaba emocionado y un poco nervioso, pero sabía que ese era su lugar para ser él mismo y disfrutar de lo que más le gustaba.

Al llegar a la discoteca, Gabriel se encontró con un mundo mágico lleno de luces de colores, música vibrante y personas felices bailando sin preocupaciones. Se acercó al escenario y allí estaban ellas, las drag queens, deslumbrantes y radiantes como siempre.

Una de las drag queens se acercó a Gabriel con una sonrisa cálida y le dijo: "¡Hola cariño! ¿Cómo te llamas?". Gabriel respondió tímidamente: "Soy Gabriel, me encantan tus vestidos y tu maquillaje". La drag queen le tomó la mano y lo invitó a subir al escenario. "¡Bienvenido Gabriel! Hoy vas a ser parte de nuestro show.

¿Estás listo para brillar como una verdadera estrella?" -dijo la drag queen con entusiasmo. Gabriel asintió emocionado y subió al escenario.

La música comenzó a sonar y juntos bailaron y cantaron como si no hubiera nadie más en el mundo. El público aplaudía emocionado mientras Gabriel se sentía libre y feliz como nunca antes lo había estado. Al finalizar el show, la drag queen abrazó a Gabriel y le dijo: "Recuerda siempre ser tú mismo, querido.

No importa lo que digan los demás, lo importante es que tú te ames tal como eres". Gabriel regresó a casa esa noche con el corazón rebosante de alegría y gratitud por haber vivido esa experiencia inolvidable.

A partir de ese día, siguió visitando la discoteca para disfrutar del talento de las drag queens y recordar siempre el valioso mensaje de amor propio que le habían transmitido aquella noche.

Y así, entre brillos, plumas y mucha diversión, Gabriel aprendió la importancia de aceptarse a sí mismo, celebrar su unicidad e irradiar amor hacia los demás sin importar las diferencias.

Porque en ese mágico lugar descubrió que no hay nada más valioso ni poderoso que ser fiel a uno mismo y dejar brillar nuestra luz interior con todo su esplendor. Y así fue como Gabriel vivió feliz para siempre siendo auténtico consigo mismo en cada paso del camino.

FIN.

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