El brillo de Juan


Juan era un niño al que le encantaba jugar al fútbol y construir castillos de arena en la playa. Sin embargo, a pesar de su brillo interior, se sentía triste la mayor parte del tiempo. Sus papás, ocupados con sus trabajos, a menudo lo ignoraban y a veces decían cosas que lo lastimaban.

Un día, mientras jugaba en el patio de la escuela, la maestra Ana notó la tristeza en los ojos de Juan y se acercó a él.

- ¿Qué te sucede, Juan? Te veo muy pensativo - le preguntó con preocupación.

Juan, con la mirada baja, le contó a la maestra cómo se sentía y cómo las palabras de sus papás lo lastimaban. La maestra, con dulzura, le dio un fuerte abrazo y le prometió que lo ayudaría.

Esa tarde, la maestra se reunió con la mamá y el papá de Juan. Les explicó cómo se sentía su hijo y les pidió que lo escucharan y le demostraran más amor. Al principio, sus papás se mostraron sorprendidos, pero luego reflexionaron sobre sus acciones y decidieron hacer cambios en su comportamiento para ayudar a Juan a recuperar su brillo.

Poco a poco, la mamá y el papá de Juan comenzaron a dedicar más tiempo a su hijo, jugando con él y escuchando sus historias con atención. También aprendieron a expresar sus sentimientos de una manera más cariñosa y constructiva.

Con el apoyo de su maestra y su familia, Juan comenzó a sonreír más a menudo. Se dio cuenta de que, a pesar de las dificultades, siempre había personas que lo amaban y estaban dispuestas a ayudarlo a brillar.

Desde entonces, Juan recuperó su entusiasmo por el fútbol y construir castillos de arena, pero esta vez con una sonrisa radiante en el rostro. Sabía que, con amor y comprensión, siempre podría brillar como el sol en el cielo azul.

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