El brillo de la amistad



En un lejano reino, existían dos tierras separadas por una misteriosa barrera: el Reino de las Sombras y el Reino de las Luces.

En el Reino de las Sombras vivía un niño llamado Mateo, cuya casa estaba siempre sumida en la penumbra. A pesar de estar rodeado de almas gentiles, Mateo anhelaba conocer el brillo del sol y las risas que venían del otro lado de la barrera.

En el Reino de las Luces, habitaba una niña llamada Valeria, cuya casa rebosaba de luminosidad y alegría, pero su corazón ansiaba descubrir el misterio que se escondía en la oscuridad. Un día, Mateo y Valeria se encontraron frente a la barrera, separados por la luz y la sombra.

- ¿Por qué no podemos estar juntos? - preguntó Valeria con tristeza. - Nuestros mundos son muy diferentes y la barrera nos impide cruzarla – explicó Mateo con resignación.

Sin embargo, a pesar de la separación, Mateo y Valeria encontraron la manera de comunicarse. Durante el día, Valeria contaba historias de aventuras iluminadas por el sol, y por la noche, Mateo le relataba cuentos de intriga y valentía en la oscuridad.

A medida que compartían sus experiencias, descubrieron que, a pesar de sus diferencias, tenían mucho en común. Juntos, encontraron la forma de desafiar la barrera. Con ingenio, decidieron crear luces y sombras complementarias, las cuales se entrelazaron formando un vínculo irrompible.

La energía que desprendían estas luces y sombras provocó que la barrera se desvaneciera, revelando un paisaje donde la luz y la sombra coexistían en armonía. Los habitantes de ambos reinos, maravillados por esta unión, se unieron en celebración y agradecimiento a la valentía y amistad de los dos niños.

Desde ese día, Mateo y Valeria disfrutaron juntos de lo mejor de cada mundo, demostrando que la verdadera amistad puede trascender cualquier barrera.

La luz y la sombra se entrelazaron para formar un resplandor único, recordándoles a todos que la diversidad es lo que hace al mundo tan hermoso y especial.

FIN.

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