El Brillo de la Amistad


Había una vez, en un pequeño pueblo llamado Arcoiris, un monstruo diferente a todos los demás. Su nombre era Monstruito Rosi y su piel era de un hermoso color rosa brillante.

Tenía grandes ojos verdes y unas enormes alas que le permitían volar por los cielos. A pesar de ser tan tierno y amigable, el resto de los monstruos del pueblo no entendían la diferencia de Monstruito Rosi y lo trataban mal por ser distinto.

Lo llamaban "Monstruo Raro" y se burlaban de él sin cesar. Un día, mientras caminaba triste por el bosque, Monstruito Rosi escuchó unos sollozos provenientes de detrás de unos arbustos.

Se acercó con curiosidad y descubrió a una pequeña hada llamada Lucía llorando desconsoladamente. "¿Qué te pasa, Lucía?" -preguntó Monstruito Rosi preocupado. La hadita levantó la cabeza y secó sus lágrimas. "Estoy muy triste porque nadie quiere jugar conmigo. Dicen que soy demasiado pequeña e insignificante".

Monstruito Rosi comprendió perfectamente cómo se sentía Lucía ya que él también había sido rechazado por ser diferente. Decidió ayudarla a hacer frente a esa situación injusta.

"¡No te preocupes! Yo puedo ser tu amigo", dijo Monstruito Rosi con una sonrisa cálida en su rostro rosado. Lucía lo miró sorprendida pero luego mostró una gran sonrisa. "¡Gracias! Eres muy amable". Desde ese día, Monstruito Rosi y Lucía se volvieron inseparables.

Juntos, exploraban el bosque, jugaban a las escondidas y ayudaban a los demás habitantes del pueblo. Un día, mientras paseaban por la plaza central de Arcoiris, escucharon un fuerte ruido proveniente del lago.

Corrieron hacia allí y descubrieron que uno de los monstruos había caído al agua y no podía salir. Sin pensarlo dos veces, Monstruito Rosi extendió sus alas rosadas y voló hasta donde estaba el monstruo atrapado. Con su fuerza sobrenatural, lo rescató rápidamente. "¡Gracias por salvarme!" -dijo el monstruo sorprendido.

"Lamento haber sido tan cruel contigo antes". Monstruito Rosi sonrió amablemente. "Todos cometemos errores. Lo importante es aprender de ellos". El resto de los monstruos observaron la valentía y generosidad de Monstruito Rosi ese día.

Se dieron cuenta de que estaban equivocados al tratarlo mal solo por ser diferente. A partir de entonces, todos los habitantes del pueblo comenzaron a aceptar a Monstruito Rosi tal como era: único y especial en su color rosa brillante.

Y así, gracias a su amistad con Lucía y su acto heroico en el lago, Monstruito Rosi enseñó una valiosa lección sobre la importancia de respetar las diferencias y valorar a cada individuo tal como es.

Desde aquel momento, Arcoiris se convirtió en un lugar lleno de amor y diversidad donde todos vivían felices junto al dulce Monstruito Rosi.

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