El Brillo de la Oscuridad
Había una vez en México, un lugar lleno de color y alegría, donde el sol brillaba con fuerza todos los días.
Sin embargo, un día algo extraño comenzó a suceder: el sol empezó a oscurecerse poco a poco, hasta que finalmente quedó completamente cubierto por la sombra. Los habitantes de México se preocuparon al ver que la luz del sol desaparecía.
Todos se preguntaban qué había pasado y cómo podrían traer de vuelta la luz y el calor que tanto necesitaban. En medio de la confusión, apareció un niño llamado Mateo. Mateo era curioso e inteligente, y siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás.
Decidió investigar qué había ocurrido con el sol y cómo podía devolverle su brillo a México. Mateo se puso en camino hacia la montaña más alta del país, donde según las leyendas locales vivía un sabio anciano que conocía los secretos del universo.
Después de un largo viaje lleno de aventuras y obstáculos, finalmente llegó al hogar del anciano. "¡Oh sabio anciano! ¿Por qué el sol ha oscurecido en nuestra tierra? ¿Qué podemos hacer para traerlo de vuelta?", preguntó Mateo con preocupación.
El anciano lo miró con calma y le explicó que lo que ocurría era un eclipse solar, un fenómeno natural en el cual la Luna se interponía entre el Sol y la Tierra, causando esa oscuridad temporal. "Pero no te preocupes, joven Mateo.
El eclipse pronto pasará y el sol volverá a brillar como siempre", dijo el sabio anciano tranquilizando al niño. Mateo comprendió entonces que no debía temerle al eclipse, ya que era parte del ciclo natural del universo.
Con esta nueva perspectiva en mente, regresó al pueblo para compartir sus conocimientos con los demás habitantes. Juntos decidieron celebrar el eclipse como un evento especial y único en lugar de temerle.
Organizaron una gran fiesta con música, baile y comida para disfrutar del espectáculo celestial. Y así, mientras observaban maravillados cómo la Luna cubría lentamente al Sol creando formas increíbles en el cielo, los corazones de todos se llenaron de asombro y gratitud por la belleza del universo.
Al finalizar el eclipse, cuando la luz volvió a iluminar México con intensidad renovada, Mateo entendió que incluso en los momentos más oscuros siempre hay una luz que puede guiar nuestro camino si aprendemos a verla con claridad y esperanza.
Y desde ese día en adelante, cada vez que veían eclipses solares recordaban aquella lección: nunca temer a la oscuridad porque siempre habrá luz al final del camino.
FIN.