El brillo de la oscuridad



Había una vez en una ciudad lejana un niño llamado Matías, un niño curioso y travieso a quien le encantaba explorar el mundo que lo rodeaba.

Un día, un trágico accidente lo dejó ciego, sumergiéndolo en un mundo de oscuridad que desafió su espíritu. Al principio, Matías se sintió perdido y desesperado. No entendía cómo seguir adelante sin poder ver.

Pero su mamá, con voz suave y amorosa, le recordó que la oscuridad no significaba el fin de sus aventuras, sino el comienzo de nuevas maneras de explorar el mundo. - 'Matías, estás despierto. Puedes escuchar el canto de los pájaros, sentir la suave brisa en tu piel y oler las flores que florecen en primavera.

La oscuridad no puede quitarte todas las maravillas que el mundo tiene para ofrecer', le dijo su mamá. Con el tiempo, Matías aprendió a usar sus otros sentidos de manera más aguda.

Aprendió a escuchar con atención los sonidos que lo rodeaban, a confiar en su intuición y a percibir el mundo de una manera completamente nueva. Descubrió que podía percibir la luz a través de las risas de sus amigos, el calor de un abrazo y la belleza de las palabras.

A medida que Matías exploraba este nuevo mundo, se dio cuenta de que su oscuridad interior se estaba iluminando con cada nueva experiencia. Aprendió a no temer a la oscuridad, sino a encontrar paz y luz dentro de ella.

Descubrió que, a pesar de la ceguera, su espíritu seguía brillando. Y así, Matías se convirtió en un faro de inspiración para todos los que lo conocían, recordándoles que la verdadera luz proviene del interior.

Su valentía y perseverancia lo guiaron a través de la oscuridad hacia un mundo lleno de esperanza, amor y belleza.

FIN.

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