El Brillo de la Tierra



Había una vez en un rincón del universo, un lugar lleno de estrellas titilantes y planetas brillantes. En este universo existía el Sol, un astro radiante que iluminaba todo a su alrededor, y la Luna, una esfera plateada que danzaba en el cielo nocturno. El Sol y la Luna se querían mucho y compartían un secreto: su amor tenía el poder de crear un nuevo mundo, la Tierra.

Una mañana, el Sol decidió hablarle a la Luna:

"Querida Luna, ¿no te gustaría crear algo hermoso juntos?"

"¡Sí, Sol! Pero, ¿cómo lo haremos?"

"Con nuestra luz y amor, podemos dar vida a un nuevo hogar donde todas las criaturas puedan vivir y ser felices".

Pero había un problema: la Oscuridad, un ser misterioso y sombrío que no quería que la Tierra nacería. La Oscuridad siempre esperaba en las sombras, tratando de apagar la luz de sol y la luna.

Una noche, cuando el Sol estaba listo para brillar y soñar en la creación de la Tierra, la Oscuridad se deslizó sigilosamente y dijo:

"¡Nunca podrás crear un mundo! Mi sombra es mucho más fuerte que tu luz".

La Luna se sintió asustada, pero el Sol respondió con valentía:

"¡No podemos rendirnos! Nuestro amor es más potente que cualquier sombra".

Con determinación, el Sol y la Luna unieron sus fuerzas. Desde el horizonte, comenzaron a iluminar el cielo con sus destellos dorados y plateados. Juntos, crearon colores vibrantes y melodías encantadoras.

Las primeras nubes comenzaron a formarse, trayendo lluvia que hizo que la tierra empezara a germinar. Las montañas se alzaban, los ríos comenzaban a fluir, y los árboles emergían hasta tocar el cielo. Pero la Oscuridad no se dio por vencida y su sombra intentaba cubrir todo.

"¡Detengan esto! ¡Nadie puede vivir en un lugar lleno de luz!".

El Sol y la Luna se miraron y se dieron cuenta de que necesitarían un plan.

"¿Qué tal si le mostramos a la Oscuridad lo maravilloso que puede ser la luz?" propuso la Luna.

"¡Exacto! Tal vez se dé cuenta de que juntos podemos coexistir" agregó el Sol.

Entonces, el Sol empezó a irradiar su luz de una manera especial, creando un hermoso espectáculo en el cielo. Colores brillantes danzaban en el aire mientras la lluvia se convertía en un arcoíris deslumbrante. Y la Luna, con su suave luz, iluminaba la noche y traía calma a todos los ser vivos que comenzaban a poblar la Tierra.

Poco a poco, la Oscuridad comenzó a asomarse a la escena. Atrapada en el hechizo de luz, dejó de ser un antagonista y empezó a sentirse atraída.

"¡Wow! ¡Nunca había visto algo tan hermoso!"

"¡Vení, Oscuridad! ¡Tú también puedes ser parte de este mundo! Sin ti, la luz no podría brillar tanto. Hay espacio para todos" le dijo la Luna con una sonrisa.

"¿De verdad?" preguntó la Oscuridad, algo dudosa.

"Por supuesto, todos tenemos un lugar en la creación" dijo el Sol, radiante como nunca.

Finalmente, la Oscuridad decidió unirse al juego de luces y sombras. En vez de oponerse, comenzó a crear momentos mágicos de calma y misterio, como el brillo de las estrellas en la noche y el suave manto de la medianoche.

Así fue como, gracias a la unión del Sol, la Luna y la Oscuridad, nació la Tierra, un lugar lleno de vida, luces y sombras que coexistían en perfecta armonía. Cada mañana y cada noche, el Sol y la Luna recordaban lo poderoso que era su amor y cómo juntos podían crear magia incluso en los momentos más oscuros.

Los habitantes de la Tierra aprendieron a valorar tanto la luz como la oscuridad. Sabían que en la unión de ambos, encontraban la belleza de sus vidas. Y así, Sol, Luna y Oscuridad vivieron felices, creando un mundo donde todos pudieron brillar, en un baile eterno de luces y sombras.

FIN.

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