El brillo de Lucinda



Había una vez en un universo lejano donde las estrellas habían apagado su luz, nació una pequeña partícula llamada Estelita. Desde que era muy chiquita, Estelita soñaba con conocer la luz de una estrella y sentir su calor brillante.

Un día, decidida a cumplir su sueño, Estelita emprendió un viaje por el vasto espacio en busca de una estrella que pudiera ayudarla.

Después de recorrer muchos planetas y galaxias, finalmente encontró a Lucinda, la estrella más brillante y hermosa de todas. Al acercarse a Lucinda, Estelita notó que la estrella estaba triste y se escondía detrás de unas densas nubes oscuras. Intrigada, Estelita decidió hablarle a Lucinda para saber qué le pasaba. "Hola, Lucinda.

Soy Estelita y he venido desde muy lejos en busca de tu luz. ¿Por qué te escondes detrás de esas nubes?", preguntó la valiente partícula.

Lucinda suspiró profundamente antes de responder: "Estimada Estelita, me encierro a mí misma porque mi gravedad atrae muchos objetos que me lastiman. No quiero hacer daño a nadie". Estelita comprendió el dolor de Lucinda y decidió ayudarla.

Con ingenio y creatividad, idearon juntos un plan para proteger a la estrella sin tener que ocultarse. Construyeron un escudo especial hecho con fragmentos espaciales resistentes que permitían filtrar solo la luz hacia afuera.

Gracias al trabajo en equipo entre Estelita y Lucinda, la estrella pudo volver a brillar con todo su esplendor sin lastimar a nadie más. Juntas iluminaron el universo entero con su resplandor único e inigualable. La historia de Estelita y Lucinda nos enseña que cada uno tiene talentos especiales que pueden ser útiles para ayudar a los demás.

Trabajando juntos y siendo solidarios podemos superar cualquier obstáculo y lograr grandes cosas.

Y así fue como la pequeña partícula llamada Estelita encontró no solo la luz que tanto anhelaba sino también una amistad sincera con Lucinda, la estrella más radiante del universo.

FIN.

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