El brillo de Luz



Había una vez en un pequeño pueblo, una niña llamada Luz. Ella tenía cinco años y era muy curiosa y alegre. A pesar de que no podía ver, siempre estaba sonriendo y disfrutando de la vida.

Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos, escuchó a alguien decir: "¡Qué lindo día hace hoy!". Luz se acercó corriendo hacia esa voz y preguntó: "¿Qué es un día lindo?".

Sus amigos se miraron sorprendidos y uno de ellos le explicó: "Es cuando el sol brilla, las flores están abiertas y todo se ve hermoso". Luz asintió con entusiasmo y dijo: "¡Ohh! ¡Entonces todos los días son lindos para mí!".

Sus amigos no sabían qué decir, pero admiraban la forma en que ella veía el mundo a su manera. Un sábado por la mañana, Luz decidió explorar el bosque cercano junto a su fiel compañero, un perrito llamado Rayo.

Mientras caminaban entre los árboles, escucharon el canto de los pájaros y sintieron la brisa fresca acariciar sus rostros. De repente, Rayo empezó a ladrar emocionado. "¿Qué pasa, Rayo? ¿Encontraste algo divertido?", preguntó Luz riendo.

Rayo seguía ladrando y moviendo la cola con alegría. Luz extendió sus manos hasta tocar algo suave y animal. Era un conejito que había perdido su camino en el bosque.

"¡Ohh! ¡Hola amiguito! No te preocupes, te ayudaremos a encontrar tu madriguera", exclamó Luz con ternura mientras acariciaba al conejito. Así, juntos buscaron la madriguera del conejito hasta encontrarla sana y salva. El conejito saltó feliz dentro de ella mientras despedía agradecido a sus nuevos amigos.

Al atardecer, cuando regresaban a casa después de su aventura en el bosque, Luz dijo: "Hoy fue un día mágico lleno de colores brillantes e historias divertidas". Rayo movió la cola como si estuviera de acuerdo con ella.

Sus padres observaban desde lejos con orgullo cómo su hija disfrutaba cada momento sin importar las limitaciones visuales que tenía. Sabían que Luz tenía una forma especial de ver el mundo que inspiraba a todos los que la conocían.

Y así continuaron las aventuras de Luz, la niña valiente que iluminaba cada rincón con su corazón radiante lleno de amor y bondad. Porque para ella no había oscuridad ni obstáculo que pudiera apagar su luz interior.

FIN.

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