El brillo de Margarita


Había una vez en un hermoso jardín, una mariposa llamada Margarita. Ella era conocida por su belleza y sus coloridas alas, pero a pesar de eso, siempre tenía una tristeza en sus ojos.

Un día soleado, mientras volaba entre las flores del jardín, Margarita se encontró con su amiga abeja, Lola. Lola notó la tristeza de Margarita y decidió acercarse para preguntarle qué le sucedía. "Hola Margarita, ¿qué te pasa? Te veo muy triste"- preguntó Lola preocupada.

Margarita suspiró y respondió: "Estoy cansada de ser solo bonita. Siempre me ven por mis alas brillantes, pero nadie se toma el tiempo para conocerme realmente". Lola asintió comprensiva y dijo: "Entiendo cómo te sientes.

A veces también me siento así. Pero recuerda que todos tenemos algo especial dentro de nosotros". Margarita levantó la mirada sorprendida y preguntó: "¿De verdad crees eso?"Lola sonrió y continuó: "Claro que sí.

Mira a nuestro amigo caracol Ernesto; no es tan vistoso como tú o yo, pero tiene un talento increíble para contar historias fascinantes". Margarita reflexionó sobre lo que le había dicho Lola y decidió buscar al caracol Ernesto para escuchar una de sus historias.

Cuando lo encontró bajo una hoja grande, le explicó cómo se sentía. Ernesto sonrió con calidez y dijo: "Querida Margarita, cada uno de nosotros tiene algo especial y único. Tú eres hermosa, pero también puedes ser valiente y fuerte".

Margarita se sintió inspirada por las palabras de Ernesto y decidió que era hora de descubrir lo que realmente podía hacer. A partir de ese día, Margarita comenzó a explorar el jardín en busca de nuevas habilidades.

Descubrió que podía ayudar a polinizar las flores con su vuelo delicado y eso la hizo sentirse útil. Un día, mientras volaba cerca del estanque del jardín, Margarita vio a un pequeño sapito llamado Lucas llorando junto al agua.

Se acercó a él y preguntó: "¿Por qué estás tan triste?"Lucas miró hacia abajo y dijo: "Soy muy chiquito y nadie me presta atención". Margarita recordó cómo se había sentido ella misma antes de descubrir sus talentos ocultos. Entonces tuvo una idea brillante.

"Lucas, sé exactamente cómo te sientes. Pero déjame mostrarte algo"- dijo Margarita con entusiasmo. Llevó al sapito hasta un charco donde había flores coloridas reflejadas en el agua cristalina.

"Observa lo hermoso que eres cuando te miras en el agua"- le dijo Margarita con ternura. Los ojos de Lucas se iluminaron al ver su propio reflejo en el charco.

A partir de ese momento, dejó de sentirse triste por ser pequeño porque sabía que tenía su propia belleza interior. Poco a poco, Margarita aprendió que la verdadera belleza no solo estaba en sus alas brillantes, sino en su capacidad para ayudar a otros y hacerlos felices.

Desde ese día, Margarita y Lucas se convirtieron en grandes amigos y juntos descubrieron que cada ser vivo tiene algo especial dentro de sí mismo. Aprendieron a valorarse mutuamente y a encontrar la alegría en las cosas pequeñas.

Y así, Margarita dejó atrás su tristeza y se convirtió en una mariposa llena de amor, amistad y confianza en sí misma. Y todos los habitantes del jardín aprendieron que no importa cómo te veas por fuera, lo realmente importante es el brillo que tienes dentro de ti.

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