El Brillo de María y Aurora



Había una vez una niña llamada María, quien a sus 15 años tenía un gran miedo a la oscuridad. Cada noche, cuando llegaba la hora de dormir, se encontraba llena de temor y no podía conciliar el sueño.

Aunque su habitación estaba llena de juguetes y colores brillantes durante el día, todo cambiaba cuando caía la noche.

Un día, mientras María caminaba por el parque cerca de su casa, se encontró con un extraño personaje: un hada pequeñita y luminosa que parecía estar perdida. - ¡Hola! ¿Quién eres tú? -preguntó María con curiosidad. El hada levantó la cabeza para mirarla y respondió con voz dulce:- Soy Aurora, el hada del brillo nocturno.

Pero últimamente me he sentido muy triste porque mucha gente tiene miedo a la oscuridad y no puede disfrutar de las maravillas que esta trae consigo. María sintió una conexión especial con Aurora y decidió ayudarla en su misión.

Juntas idearon un plan para superar el miedo a la oscuridad. La primera tarea consistió en decorar el techo de la habitación de María con estrellas fluorescentes que brillaban en la oscuridad.

Así, cada vez que se apagaban las luces, las estrellas iluminaban toda la habitación creando un cielo estrellado que llenaba de magia el espacio. - ¡Ahora parecerá que duermo bajo las estrellas todas las noches! -exclamó emocionada María. Pero aún había más por hacer.

El segundo paso fue buscar libros sobre constelaciones y aprender sobre ellas. María descubrió que cada estrella tenía una historia detrás y que podía imaginar sus propias aventuras mientras las observaba. - ¡Me siento como una exploradora espacial! -dijo María con entusiasmo.

El tercer paso fue crear un ritual antes de dormir. Aurora sugirió a María cerrar los ojos, respirar profundamente y visualizar un lugar seguro y lleno de luz en su mente.

Así, la niña se sentiría protegida incluso en la oscuridad más profunda. Con el tiempo, María comenzó a disfrutar de la noche y ya no temía quedarse sola en su habitación. La oscuridad dejó de ser algo amenazante para convertirse en un espacio lleno de posibilidades.

Un año después, cuando cumplió 16 años, María decidió compartir su experiencia con otras personas que también tenían miedo a la oscuridad. Junto a Aurora, crearon talleres donde enseñaban diferentes técnicas para superar este temor.

Poco a poco, el miedo a la oscuridad se fue desvaneciendo en muchas personas gracias al trabajo incansable de María y Aurora. Juntas lograron demostrarles que dentro de lo oscuro también hay belleza y que cada uno puede encontrar su propia luz interior para iluminar el camino.

Y así, entre estrellas brillantes y sueños lúcidos, María encontró su propósito: ayudar a otros a superar sus miedos y vivir plenamente sin importar cuán oscuro pueda parecer el mundo exterior.

FIN.

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