El brillo de Marta



Había una vez una mujer llamada Marta, a quien le encantaba limpiar. Desde muy pequeña, siempre se había sentido feliz y satisfecha cuando veía todo reluciente y ordenado.

Pasaba horas y horas organizando su habitación, puliendo los muebles y barriendo el piso. Sin embargo, a pesar de su pasión por la limpieza, Marta nunca había tenido la oportunidad de trabajar en lo que realmente amaba. Buscaba trabajo incansablemente, pero parecía que nadie necesitaba a alguien como ella.

Un día, mientras caminaba por la calle con un cartelito en sus manos que decía "Busco trabajo de limpieza", Marta vio un anuncio pegado en una farola. Decía: "Se busca personal para empresa de limpieza".

Sus ojos se iluminaron de emoción al leerlo y sin perder tiempo fue directamente hacia la dirección indicada. Al llegar a la empresa, Marta se encontró con un señor amable llamado Don Ernesto, quien era el dueño del negocio.

Le explicó su amor por la limpieza y cómo había buscado durante mucho tiempo una oportunidad como esa. Don Ernesto sonrió y dijo: "Marta, me alegra ver tu entusiasmo. Pero antes de contratarte quiero hacerte una prueba".

La llevó hasta un cuarto desordenado lleno de trastos viejos y polvo acumulado. "Tu tarea será dejar este lugar impecable en dos horas", le dijo Don Ernesto. Marta asintió emocionada y comenzó a trabajar sin perder ni un segundo.

Durante esas dos horas, Marta demostró toda su habilidad para dejar cada rincón impecable. Limpió, organizó y pulió con tanto esmero que el cuarto parecía nuevo. Al terminar, Don Ernesto quedó impresionado. "Marta, has hecho un trabajo excepcional", le dijo emocionado.

"Estoy muy feliz de haberte encontrado". Marta sonrió radiante y agradecida por la oportunidad. A partir de ese día, Marta se convirtió en la empleada estrella de la empresa de limpieza.

Su pasión y dedicación inspiraron a sus compañeros a dar lo mejor de sí mismos en cada tarea. Pero un día, algo inesperado sucedió. La empresa recibió una oferta para limpiar una mansión enorme y lujosa que estaba muy sucia debido a su abandono.

Todos los empleados se asustaron ante tal desafío, pero Marta no dudó ni un segundo. "Estaré encantada de hacerlo", exclamó valientemente. Los demás miraron sorprendidos mientras ella se preparaba para enfrentar el reto más grande que había tenido hasta ahora.

Marta llegó a la mansión lista para trabajar arduamente durante días si era necesario. Se puso sus guantes y comenzó a limpiar sin descanso.

Poco a poco, la mansión empezó a recuperar su antiguo esplendor gracias al trabajo incansable de Marta. Cada rincón cobró vida nuevamente bajo sus manos expertas. Cuando finalmente terminó, todos quedaron maravillados por el resultado. La mansión brillaba como nunca antes lo había hecho y todos reconocieron el talento y dedicación de Marta.

Don Ernesto se acercó emocionado hacia ella y le dijo: "Marta, gracias a tu valentía y esfuerzo, hemos conseguido un contrato para limpiar otras mansiones. Eres una inspiración para todos nosotros".

Desde ese día, Marta se convirtió en la supervisora de la empresa de limpieza y enseñó a los demás empleados que el trabajo duro y la pasión por lo que hacen pueden abrir puertas inimaginables.

Y así, Marta demostró al mundo que no importa cuál sea tu pasión, si trabajas con amor y dedicación, siempre alcanzarás el éxito.

FIN.

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