El brillo de Noah



Había una vez en el barrio de Villa Crespo, en Buenos Aires, una niña llamada Noah que desde pequeña soñaba con ser actriz de teatro.

Le encantaba disfrazarse y representar diferentes personajes frente a su familia y amigos, pero cuando llegaba el momento de subirse a un escenario frente a un público desconocido, sentía un miedo enorme que le paralizaba.

Noah sabía que para cumplir su sueño de ser actriz debía vencer su pánico escénico, pero no sabía por dónde empezar. Un día, mientras paseaba por la plaza Serrano con su abuelita Lola, se encontró con un afiche que anunciaba un concurso de talentos en el teatro del barrio.

-¡Abuelita Lola, mirá esto! ¡Es mi oportunidad para demostrar mi talento! -exclamó Noah emocionada. -¡Claro que sí, mi niña! Tú tienes mucho talento y solo necesitas confiar en ti misma -respondió cariñosamente la abuelita Lola. Noah decidió inscribirse en el concurso de talentos a pesar de sus miedos.

Durante los días previos al evento practicó sin descanso su actuación frente al espejo y recibió el apoyo incondicional de su abuelita Lola, quien siempre estaba presente para recordarle lo valiente y talentosa que era.

Llegó finalmente el día del concurso de talentos y el teatro estaba lleno de gente expectante por ver las actuaciones. Cuando anunciaron el turno de Noah, sintió cómo las mariposas revoloteaban en su estómago y sus piernas temblaban.

Sin embargo, recordando las palabras de ánimo de su abuelita Lola, respiró hondo y subió valientemente al escenario. La luz del foco la cegaba momentáneamente, pero cuando vio las caras sonrientes del público recordó por qué amaba actuar.

Comenzó a recitar sus líneas con seguridad y pasión, entregándose por completo a su personaje. El tiempo parecía detenerse mientras Noah cautivaba al público con su actuación llena de emoción y verdad. Al terminar su presentación, el teatro estalló en aplausos y ovaciones.

Noah bajó del escenario entre lágrimas de emoción mientras buscaba con la mirada a su abuelita Lola entre el público. La encontró entre lágrimas también y corrió hacia ella para fundirse en un cálido abrazo.

-¡Lo lograste, mi niña! ¡Estoy tan orgullosa! -dijo la abuelita Lola emocionada. -No podría haberlo hecho sin tu apoyo incondicional, abuelita. Gracias por creer en mí -respondió Noah entre sollozos.

Desde ese día, Noah supo que aunque el miedo pudiera estar presente nunca más permitiría que le impidiera alcanzar sus sueños. Con cada actuación fue ganando confianza en sí misma hasta convertirse en una reconocida actriz de teatro admirada por todos en Villa Crespo.

FIN.

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