El Brillo de Rocío
Había una vez una niña llamada Rocío que asistía a la escuela.
Era muy divertida y siempre tenía una sonrisa en su rostro, pero había algo que le preocupaba: no se sentía aceptada por sus amigos y deseaba que su familia la acompañara en todas sus actividades. Un día, mientras caminaba hacia el colegio, Rocío se encontró con su amiga Valentina. Ambas se dirigían al mismo lugar y decidieron ir juntas.
Durante el camino, Rocío decidió contarle a Valentina cómo se sentía. "Valentina, últimamente me he sentido triste porque siento que no soy parte del grupo de amigos.
Siempre me excluyen de las actividades y me hacen sentir como si no perteneciera aquí"- dijo Rocío con un tono de tristeza en su voz. Valentina miró a Rocío con comprensión y le respondió: "Rocío, tú eres una persona maravillosa tal como eres. No necesitas cambiar para ser aceptada por los demás.
Tus verdaderos amigos te querrán por lo que eres". Las palabras de Valentina resonaron en el corazón de Rocío, quien decidió seguir adelante sin importar lo que pensaran los demás. Al llegar al colegio, Rocío vio a sus compañeros jugando en el patio.
Se acercó tímidamente e intentó unirse a ellos. Sin embargo, algunos niños la ignoraron y siguieron jugando como si ella no estuviera allí.
Desanimada pero determinada a no rendirse, Rocío recordó las palabras de Valentina y decidió buscar otras formas de hacer amigos. Vio a un grupo de niños dibujando bajo un árbol y se acercó a ellos. "¡Hola! ¿Puedo unirme a ustedes?"- preguntó Rocío con una sonrisa en su rostro.
Los niños la miraron sorprendidos, pero luego sonrieron y le dieron la bienvenida. Pronto, Rocío descubrió que compartía el amor por el arte con aquellos niños y juntos crearon hermosas obras de arte.
Mientras tanto, en casa, Rocío también deseaba que su familia la acompañara en sus actividades. Siempre había querido compartir momentos especiales con ellos, pero parecían estar demasiado ocupados. Un día, después de regresar del colegio, Rocío encontró a su mamá cocinando en la cocina.
Se acercó a ella y le dijo: "Mamá, me gustaría mucho si pudieras venir a verme cuando hago mis presentaciones escolares". Su mamá dejó lo que estaba haciendo y abrazó a Rocío con ternura.
"Mi amor, lamento si alguna vez te he hecho sentir que no estoy presente en tu vida. A partir de ahora, haré todo lo posible para acompañarte en todas tus actividades". Las palabras de su mamá llenaron de alegría el corazón de Rocío.
Desde ese día, su mamá siempre estuvo allí para aplaudirla durante las presentaciones escolares y apoyarla en cada paso que diera. Con el tiempo, los amigos de Rocío comenzaron a notar cómo brillaba su luz interior y empezaron a aceptarla tal como era.
Se dieron cuenta de que era una amiga leal y divertida que siempre estaba dispuesta a ayudarlos. Rocío aprendió muchas cosas durante esta aventura.
Descubrió que la verdadera amistad no se trata de ser popular, sino de encontrar personas que te acepten por quien eres. También aprendió que el amor y el apoyo de su familia son incondicionales. Desde aquel día, Rocío supo que siempre había sido especial y valiosa, sin importar lo que los demás pensaran.
Y así, con una sonrisa en su rostro y un corazón lleno de amor, Rocío siguió creciendo felizmente rodeada de amigos y familiares que la amaban tal como era.
FIN.