El brillo de Rosario


Rosario era una niña muy alegre y soñadora. Desde pequeña, le fascinaba bailar y siempre imaginaba que estaba en un escenario, moviéndose al ritmo de la música. Su mayor deseo era convertirse en una gran bailarina.

Un día, Rosario llegó emocionada a su escuela. Sabía que ese día iban a tener una actividad especial: un concurso de baile entre los compañeros de su clase.

La seño les había dicho que el premio sería un delicioso dulce para cada uno de los ganadores. Todos estaban entusiasmados y practicaron durante toda la semana para mostrar sus mejores pasos en el concurso. Rosario estaba segura de que si daba lo mejor de sí misma, podría llevarse el premio.

Cuando llegó el día del concurso, Rosario se vistió con su traje más bonito y se preparó para darlo todo en el escenario.

Los nervios la invadían, pero sabía que tenía que confiar en sí misma y disfrutar cada instante. El momento finalmente llegó. Uno a uno, los compañeros fueron subiendo al escenario y mostrando sus habilidades como bailarines. Algunos eran rápidos y ágiles, mientras que otros tenían movimientos más elegantes y suaves.

Cuando le tocó el turno a Rosario, ella salió radiante al escenario. Bailaba con tanta gracia y alegría que todos quedaron maravillados. Sus saltos eran altos como las nubes y sus giros parecían sacados de un cuento de hadas.

La seño no podía contener su asombro ante la actuación de Rosario. Al finalizar su baile, todos los compañeros y maestros la aplaudieron emocionados. Era evidente que había dejado su corazón en cada movimiento.

El jurado se reunió para deliberar y, finalmente, anunciaron a los ganadores del concurso: Rosario era una de ellos. La emoción invadió a la pequeña bailarina mientras se acercaba al escenario para recibir su premio.

La seño le entregó el dulce a Rosario y le dijo: "¡Felicidades! Tu pasión por el baile te ha llevado a ser una gran ganadora". Rosario sonrió radiante y agradeció a todos sus compañeros por haber hecho del concurso un evento tan especial.

A partir de ese día, Rosario siguió practicando y perfeccionando sus habilidades como bailarina. Su sueño de convertirse en una profesional se hizo más grande y nunca dejó de esforzarse por alcanzarlo.

Con el tiempo, Rosario logró cumplir su anhelo y se convirtió en una reconocida bailarina. Cada vez que subía al escenario, recordaba aquel concurso en la escuela donde descubrió su verdadera pasión. Desde entonces, enseñaba a otros niños a disfrutar del baile tanto como ella lo hacía.

Siempre les decía: "No importa si ganas o no un premio, lo importante es bailar con todo tu corazón". Y así fue como Rosario inspiró a muchos niños a perseguir sus sueños y encontrar felicidad en aquello que más amaban hacer.

Su historia nos enseña que cuando seguimos nuestras pasiones sin temor ni limitaciones, podemos alcanzar cualquier meta que nos propongamos.

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